Uno de las misiones de la Terapia Gestalt es darnos más conciencia y más contacto con nosotros y con la vida y para ello el gran aliado es el darse cuenta de lo que me pasa y de como me pasa. En este post, Jordi Gil, psicólogo y terapeuta Gestalt, nos explica las bases conceptuales de la conciencia y el contacto en terapia Gestalt.
Terapia Gestalt: Tomar conciencia y darse cuenta en el aquí y ahora
En la aparente normalidad (dícese de lo más frecuente), todos poseemos una conciencia que posibilita que contactemos con lo que nos sucede y cómo nos sucede, en un aquí, que sería el cuerpo, el organismo; y en un ahora, que sería cómo este organismo experimenta el presente, en 3 niveles:
- En lo cognitivo (que me digo),
- Lo emocional (que emoción/es son las más emergentes),
- La sensación (que zona de mi cuerpo es la más presente)
De esta interacción surge un impulso en la interacción con lo externo.
La conciencia amplia o limita el experienciar de lo que somos en interacción con el medio.
La toma de conciencia posibilita el darse cuenta de lo que vivo a nivel emocional, corporal y de pensamiento, esta facultad que se da en el presente requiere atención y focalización de lo que vivo y cómo lo vivo. Sin foco la conciencia es difusa y la experiencia es más parcial.
Las experiencias personales son intransferibles y se basan en la vivencia de sensaciones propioceptivas del cuerpo en reposo o en movimiento, en la percepción de mis pensamientos y emociones, de mis posturas y de mis impulsos.
La conciencia posee una naturaleza perceptiva, de hecho en el budismo es considerada un sentido, permite percibir lo fenomenológico. Es decir, lo que sucede. Y sus aliados son los sentidos, ya sean propioceptivos, de equilibrio o vista, oído, olfato, tacto y gusto.
La relación entre conciencia y contacto es clara y confusa a la vez ya que ambas forman parte del proceso de la experiencia. La conciencia facilita la toma de contacto, la amplia o la disminuye. Y asimismo el contacto permite un darse cuenta mayor. En el ciclo de necesidades de la Terapia Gestalt, la conciencia de la necesidad moviliza un proceso orgánico que finalizará en un contacto que satisface o no al objeto de conciencia.
El ciclo de la experiencia de Zinker en la terapia Gestalt
Para satisfacer sus necesidades la persona sigue un ciclo llamado de autorregulación, el ciclo de la experiencia de Zinker, muy utilizado en la terapia Gestalt, que se recorre en siete etapas:
- Sensación: La persona experimenta un déficit del organismo, por ejemplo, sequedad de boca.
- Toma de conciencia: La persona pone nombre a la necesidad. En el caso del ejemplo, tengo sed.
- Energetización: La persona se prepara para la acción, en nuestro caso, decidir qué es lo que quiero y dónde voy a conseguirlo.
- Acción: Dirigirse al objeto que satisface la necesidad.
- Contacto: Es el encuentro, la unión, es decir, beber el vaso de agua.
- Consumación: Supone conducir el proceso hasta su plena realización. No quedarse a medias.
- Retirada: La plena satisfacción de la necesidad emergente lleva a un periodo de repliegue hacia uno mismo hasta que surge otra nueva necesidad.
En el reposo o retraimiento el sujeto ya ha resuelto una Gestalt o necesidad anterior, y se encuentra en un estado de equilibrio, sin ninguna necesidad apremiante.
Sólo se está disponible para las necesidades emergentes cuando se completan las anteriores. Por ejemplo: Si me voy a la cama con sed, hasta que no bebo no puedo dormir. Este ciclo se repite, en lo fisiológico y en lo psicológico, una y otra vez de manera espontánea y podemos interrumpirlo inconscientemente por muchos factores. Por ejemplo, a menudo nos encontramos con normas sociales o familiares que interfieren en la satisfacción de nuestras necesidades. ¡Cuántas veces hemos ido de visita, o a un cumpleaños, sin que nos apetezca y hemos dejado de hacer lo que realmente queríamos! Nuestra necesidad se ve, a menudo, interferida por mensajes familiares. Por ejemplo, si nuestra madre nos dijo que una mujer debe ser siempre sumisa, complaciente y servicial con su marido, aunque estemos cansadas o en desacuerdo o enfadadas, seguiremos actuando tal como ella nos dijo, aunque nos sea perjudicial.
El contacto y la retirada en la Terapia Gestalt
En terapia Gestalt decimos que el contacto posibilita el encuentro de la persona con lo que vive, su mayor o menor intensidad o temporalidad posibilita o limita nuestra experiencia. A todo ello también quiero entrar en debate, ¿cuando me quemo eso es conciencia o contacto?, ¿contacto con el fuego y me doy cuenta de que me estoy quemando? Empieza antes el contacto que la conciencia, me besas y tomo conciencia de que te amo o de que hueles a chorizo…
Con todo esto no quiero ni por asomo penalizar al gran Zinker, quizás su modelo es el mejor esquema desde el cual el individuo puede observarse como se dirige de lo interno a lo externo y puede detectar en que ciclo de la experiencia se encuentra. Más bien concluiría que el contacto es el encuentro con nosotros mismo, con el otro o lo externo, este siempre se da, por economía psicológica a momentos (imagínate estar en el contacto constante, el contacto-retirada es salud) la conciencia ilumina con más o menos luz este encontrarse con la vida siempre presente y a ratos consciente.
Uno de las misiones de la Terapia Gestalt es darnos más conciencia y más contacto con nosotros y con la vida y para ello el gran aliado es el darse cuenta de lo que me pasa y de como me pasa.
“La explicación de la experiencia no remplaza a la experiencia.”
Humberto Maturana
Jordi Gil