Crianza consciente: La clave para construir una relación saludable con los niños
La crianza consciente es un arte y un acto complejo. En la relación adulto-niño, el adulto es el principal responsable de gestionar las situaciones que se van presentando. No se trata sólo de atender a los niños, se trata también de reconocer qué nos pasa mientras interactuamos con ellos.
“Quieres ayudar a tus hijos, trabaja en ti”
Gurdjieff
La crianza consciente es un arte complejo que requiere atención y conciencia
Los hijos y los padres transitan por situaciones que les son angustiosas, ya sea porque son difíciles, confusas o desconocidas.
En la relación adulto-niño, el adulto es responsable de cómo se gestiona dicha interacción.
Necesitamos estar atentos a nuestras experiencias, a aquello que nos es fácil y difícil en ellas. Educar es un acto complejo.
Para ser capaces de construir una relación padre/madre-hijo saludable necesitamos tener conciencia de nuestra experiencia presente, de nuestros automatismos, impulsos y de las experiencias que nos son fáciles o difíciles de sostener en nuestras relaciones con adultos y, especialmente, con nuestros hijos.
Por qué creo que la auto-conciencia de los adultos es la base para una buena crianza
Esta auto-conciencia nos aporta un autoconocimiento de base el cual nos permite gestionar de un modo más nutricio la complejidad de las experiencias de crianza consciente.
- “Me enfada mucho que no me hagan caso”
- “Si no me siento vista me entristezco”
El tener una conciencia mínima de lo que nos pasa y de cómo vivimos lo que nos pasa en nuestras relaciones, nos facilita un mayor margen de maniobralidad a la hora de ajustarnos ante nuestros hijos, niño/a, para buscar una solución lo más sana posible a las situaciones por las que transitan.
- “Cuando mi hija tiene miedo le sienta muy bien que le de unos segundos de pausa” (conocimiento respecto al niño)
- “Desde mi ansiedad la hubiera sacado del tobogán a la primera de cambio” (reconocimiento de nuestro impulso inicial)
- “Cuando un niño pega a mi hijo en el parque me sale mucha rabia” (reconocimiento de situaciones que me son difíciles)
Crianza consciente: Atiende a tu experiencia, mientras atiendes a los niños
El reconocer qué nos pasa mientras algo nos pasa, nos facilita un mayor ajuste organismo-medio, y ofrecer opciones más ecológicas a nuestros hijos en las situaciones fáciles o difíciles por las que transitan.
No se trata sólo de atender al niño. En la crianza consciente, el reconocimiento de la propia experiencia nos permite atendernos mientras atendemos al pequeño.
- “Cuando veo que estoy demasiado enfadado con mi hija por lo que está sucediendo, me retiro un rato”
- “Si me siento poco respetada busco el dialogo con mi hija, aunque sea difícil en vez de aislarme o desconectarme”
- “Si estoy saturada me doy un break de 20 minutos”
El cómo me relaciono con mi propia vivencia me facilita atender a la del niño/a.
Este uso de nuestra capacidad de tomar conciencia de nuestra experiencia, junto a una actitud de autorresponsabilización de lo que nos sucede y de cómo lo gestionamos, es la clave para poder establecer crianzas sanas.
Es decir, el cuidado y el acompañamiento en la crianza consciente pasa por un mínimo de toma de conciencia de nuestra experiencia, y la de nuestro hijo/a. Es una mirada doble a lo que va sucediendo + la responsabilidad individual del cuidador.
La relación cuidador-niño supone un encuentro continuo entre dos experiencias. Implica una gimnasia voluntaria de tomar conciencia mínimamente de la mía y de la del otro, de cómo se relacionan ambas para, desde allí, tener en cuenta ambas formas de estar, ser y hacer en un presente cambiante, en busca del crecimiento y desarrollo del pequeño, y también del grande.
“La única respuesta es una mayor consciencia”.
Peter Brook.