10 estilos tóxicos de crianza
Todos los padres podemos, a momentos, caer en estos 10 estilos tóxicos de crianza. Lamentablemente, es muy fácil hacerlo mal. Criar hijos felices y emocionalmente inteligentes, pide mucho esfuerzo, paciencia y sobretodo conciencia.
Hijos felices: Crianza, conciencia y “padres interferidores”
Somos inevitablemente hijos de unos padres imperfectos. Y nos hemos desarrollado desde los que nos dieron y desde lo que no nos dieron nuestros padres.
El niño necesita de un adulto competente que ponga conciencia en sus propias experiencias y en las del niño para poder transitarlas y gestionarlas en pos del desarrollo del pequeño, y de paso del crecimiento personal del adulto.
Para criar hijos felices, tienes que saber que mayormente el niño necesita de un adulto que no interfiera en su capacidad innata de auto-realización, y que la nutra.
En la crianza consciente, el no interferir en el desarrollo de un niño implica acompañar más que dirigir, confiar en sus posibilidades, contextualizar situaciones, contar lo que va pasando, ayudarle a tolerar lo difícil y la frustración… Se trata de apartar las piedras del camino, y sobretodo de no poner más de las que ya hay.
Desafortunadamente existen muchos Padres que claramente interfieren con el desarrollo de los niños. En la cuestión de la crianza es muy fácil hacerlo mal, y hacerlo bien pide mucho esfuerzo, paciencia y sobretodo conciencia.
Te propongo que leas estas líneas poniendo la conciencia en el efecto que tendría en tu ser, el tener un cuidador de este tipo.
Los 10 estilos tóxicos de crianza: Ejemplos de Padres interferidores
Para criar hijos felices y emocionalmente fuertes, es necesario tomar consciencia de estos 10 estilos tóxicos de crianza:
- Padres hipercríticos, dicen cosas como “te has equivocado”, “tendrías que saber hacer esto”, “aún no sabes atarte los zapatos”…Sólo señalan lo malo, lo erróneo o equivocado. Especialistas en no respetar el tempo de aprendizaje del niño y fuentes de inadecuación.
- Padres hiperprotectores dicen cosas como “te llevaré encima siempre que llueva” “ya te lo hago yo” “no te preocupes, ya me ocupo yo de todo” “dime si esos niños te molestan”. El niño es una extensión suya, el cordón umbilical ata y ahoga. Confianza cero, y mucho control disfrazado de amor. Especialistas en crear dependencia.
- Padres inconsistentes, hoy dicen una cosa y mañana otra distinta, hoy todo es «ok» y mañana lo mismo puede ser una mierda. El martes pueden decir “lo siento debes llegar a casa a tu hora” y el miércoles “no me importa lo que hagas, simplemente déjame solo”. El niño no sabe a qué atenerse, un día le ponen los zapatos y al siguiente se enfadan porque no lo hace solo. Necesitamos una mínima estabilidad para tener una referencia desde la cual desarrollarnos. Creadores de desorientación.
- Padres conflictivos, discuten en casi todos los temas, esta se puede manifestar con gritos, reproches… o de forma tacita, calmada, racional, cruel, divertida… El conflicto se transforma en una forma de relación. El niño es permeable a un estrés y a un conflicto que no es suyo, puede entrar en una tristeza silenciosa ante el conflicto de dos seres a quien ama, o en una alerta interna que no puede apagar. El padre y la madre a nivel psicológico forman parte del niño, el cual experimenta estas dos partes conflictivas entre sí. Especialistas en crear adultos que tenderán a retirarse, evitar o a crear conflictos.
- Los padres ausentes de cuerpo presente, son aquellos que están en casa aunque no se dan en la relación, no establecen contacto ni emocional ni corporal, se aíslan en un determinado cuarto, butaca, despacho,… o en una actividad determinada y exclaman “Lo siento estoy ocupado”, “ahora no, quizás mañana”…Hacen driblings para no atender al niño, lo apartan o directamente viven en un iglú.
- Los padres súper organizados, lo procesan todo, no se muestran humanos, más bien maquinales. Todo pide ser ordenado, el niño también. El niño no se siente muy visto, el orden y el control es más importante que el ser. No hay un contacto directo entre padres-hijo, siempre se interpone una tarea o un objetivo. Mucho supuesto orden y poca humanidad.
- Los padres sobre necesitados, esperan ser cuidados y que todo fluya mágicamente. Su estado niño interfiere con el niño real. Se ponen de igual a igual con el niño. No se sabe si hacen las cosas por sus hijos o para ellos mismos. El niño no siente tener una referencia externa que pueda modelar.
- Los padres Jekyll-Hyde. Ahora son tiernos y comprensivos, ahora iracundos y autoritarios. Oscilantes, irritables, volubles, cualquier cosa puede pasar. ¿Quién es quién? Surgen hijos de la duda e hiper-alertas, se preguntan ¿hoy que toca?, ¿luz u oscuridad?
- Padres sobre confiados. Confían en el universo y en abismo. La naturaleza lo cuidará. Dan el niño al bosque o a la salud cósmica. “¿dónde está el niño? – no lo sé, estaba por allí”. De la sobreconfianza a la dejadez, sin culpa ni conciencia de la misma.
- Padres fanáticos de las leyes. Las normas deben ser cumplidas. Las leyes nos salvarán, si el niño está bien o mal emocionalmente no importa, la ley cósmica lo sanará, si hay que ir a dormir a las 21 hs y el niño ha tenido un día difícil y está triste, que se aguante, la ley es la verdad y a la larga lo hará un hombre o una mujer de provecho. Lo normativo está por encima de la experiencia. Especialistas en crear futuros adultos que se darán poco o ningún permiso y cuando lo hagan se sentirán fatal. Te amo, pero la ley es la ley.
Claves para criar hijos felices
Todos a momentos podemos ser uno de estos padres. Para criar hijos felices y emocionalmente inteligentes, la cuestión es poner conciencia en nuestra posición de cuidador y dar lo mejor de nosotros mismos para que los niños puedan ser la mejor versión de sí mismos, y tener unas buenas relaciones, es decir una buena vida.
Esto solo es posible a base de conciencia y de un esfuerzo consciente.
El darse cuenta de nuestras formas de ser, pensar o hacer nos permite adquirir una conciencia mínima de como entramos y salimos de estas formas de tratar al niño. Es inevitable entrar en callejones sin salida, la cuestión es darse cuenta de los mismos y encontrar una forma de salir. Y por el camino aprender otras formas de gestión.
Un hombre dijo a su nieto: “siento como si tuviera en el corazón dos lobos que se están peleando. Uno de ellos es violento, está siempre enojado y queriéndose vengar. El otro está repleto de perdón, compasión y amor”.
El niño le preguntó: “¿Cuál de los dos será el que gane la pelea y se quede en tu corazón?”.
A lo que el abuelo le respondió: “El que yo alimente”.