Diferencias entre sentirse víctima y responsable
Reflexionamos sobre las diferencias entre sentirnos víctimas de las circunstancias, o asumir una actitud consciente, proactiva y responsable en la vida. No se trata de eliminar el sufrimiento, sino de gestionar su sentido y duración.
Una actitud proactiva marcará la diferencia
La vida no es fácil. Quizás tampoco sea difícil, es complicado juzgar de un modo tan simple algo tan grande, la vida es vida. Nos hacemos, deshacemos y rehacemos, y en este proceso se configura una actitud ante la vida.
Resistimos ante todo el devenir de facilidades y dificultades, obstáculos y suertes, bendiciones y condenas, que nos encontraremos en el vivir. Vamos a la deriva afirma Humberto Maturana. Nuestra posición vital bascula entre una actitud proactiva o pasiva.
En el mismo cotidiano podemos caminar desde nuestra grandeza, o desde nuestro victimismo…
Las diferencias entre sentirse víctima o sentirse responsable
A continuación comparto las diferencias entre dos caminos posibles en la vida, que dependen enteramente de nosotros, más allá de las circunstancias:
- El camino desde la víctima: Es aquel en el que las heridas del pasado nos restan fuerza e ilusión, aspiramos a poco, nos hacemos y dejamos hacer daño, y en el fondo nos sentimos no válidos.
- El camino de la grandeza y la responsabilidad: Implica asumir una actitud totalmente diferente. Aquí nos respetamos y valoramos sin caer en la ostentación, las heridas del pasado son aprendizajes y riquezas desde las cuales nos conectamos a nuestra humanidad y a la del otro, somos amables con nosotros mismos y nos sentimos merecedores de la felicidad.
En ambos caminos sufrirás, pero el cómo te posiciones, es decir tu actitud ante este sufrimiento, marcará la diferencia. Como señalamos en otro post del blog: «no puedes elegir lo que sientes, pero puedes elegir lo que haces con lo que sientes».
Y entonces, el sentido del sufrimiento y su duración serán distintos.
Conéctate al milagro de estar vivo, no siempre sucede, aprieta los dientes cuando cueste vivir y la vida pese, ya vendrá el descanso del guerrero. Explora tu grandeza, más allá de los resultados.
Estate atento a cuál es tu caminar.
Todas las mañanas me despierta la sirena de la Ítalo. Ahí empieza mi día. El sonido atraviesa la villa envuelta en las sombras, rebota en los galpones del ferrocarril y por fin se pierde en la ciudad. Es un sonido grave y quejumbroso y suena como la trompeta de un ángel sobre un montón de ruinas. Entonces abro los ojos en la oscuridad y me digo, cuando todavía dura el sonido, «Levántate y camina como un león». No sé dónde escuché eso, porque a mí no se me hubiera ocurrido, tal vez en la tele, tal vez a un pastor de la escuela del Ejército de Salvación, pero eso es lo que me digo cada mañana y para mí tiene su sentido. «Levántate y camina como un león»
Haroldo Conti
Camina y hazlo como un león.