Experimentar la pérdida y el duelo: Cuando la muerte de algo o alguien nos visita

duelos y pérdidas

En la vida sufrimos duelos y pérdidas. Solo se puede perder aquello que se tuvo. Pueden ser grandes, medianas o pequeñas, no es lo mismo perder a un familiar querido que un valioso anillo o llevar al desguace a nuestro querido coche antiguo. En los tres ejemplos anteriores se vivirá la experiencia de muerte o pérdida de algo o alguien que nos es significativo a nivel interno. Es importante dar espacio a estos tres tamaños existenciales, para aprender a relacionarnos con el proceso emocional de
la perdida.

El duelo es un proceso de metabolización que nos permite restablecer el equilibrio personal alterado por una pérdida y poder digerirla. Tal como te contamos en otro post, las cinco etapas o fases del duelo incluyen la negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Cuando el duelo nos visita, debemos visitar nuestra interioridad, visitar estas fases que forman parte del vivir y visitar quienes somos.

En las etapas del duelo emocional cada persona posee su tempo de digestión, es importante auto respetárselo, dependiendo este ritmo de la propia historia personal, traumas anteriores, pérdidas y muertes transitadas, carácter, contextos de apoyo, … Su duración es variable, orientativamente un duelo profundo dura alrededor de unos dos años, siendo el primero el más duro.

La pérdida implica una reestructuración y una reorganización en el propio posicionamiento vital. Es una oportunidad para actualizar nuestro software.

El duelo es un proceso, no lineal, a veces la persona siente que avanza o retrocede, lo importante es acompañarse de un modo compasivo. Si negar o maximizar el propio dolor.
Se trata de dar espacio al dolor mientras seguimos caminando.

“Dios sabe que no debemos avergonzarnos nunca de nuestras lágrimas, pues son lluvia que cae sobre el polvo cegador de la tierra que endurece nuestros corazones.”
Charles Dickens

Asimismo, el duelo es una experiencia humana, nos pertenece como especie mamífera tribal. Somos hijos de un sistema familiar y nos vinculamos con personas, lugares, épocas, objetos, …Vivimos en los vínculos.

 

El duelo y la psicología

Un duelo profundo da lugar a distintas manifestaciones de nuestra psicología que se experimentan ante la pérdida, que van desde la depresión por duelo hasta la ansiedad y el miedo.

El duelo en la psicología a nivel emocional

A nivel emocional el duelo se puede experimentar con:

  • Tristeza, Enfado-rabia-furia y miedo
  • Culpa, resentimiento, auto-reproche
  • Aislamiento emocional, entumecimiento
  • Irritabilidad
  • Insensibilidad
  • Bloqueo o desconexión
  • Variabilidad emotiva
  • Impotencia
  • Alivio
  • Confusión
  • Vacío emocional
  • Alegría por el fin de una etapa de sufrimiento o porque su cumplió una voluntad o deseo.

El duelo en la psicología a nivel cognitivo

A nivel cognitivo el duelo se puede experimentar con:

  • Incredulidad ”aun no me lo creo”
  • Confusión “paso muy rápido, me siento aturdido”
  • Preocupación por lo que vendrá
  • Consternación “no me imagino la vida sin ella”
  • Flashes breves y fugaces de lo perdido, sean pseudoalucinaciones visuales o auditivas
  • Sentido de presencia: percibir su presencia, su voz, su olor, …
  • Sensación de irrealidad
  • Rememorar el pasado
  • Aumento del pensamiento obsesivo
  • Mayor escepticismo o pesimismo

El duelo en la psicología a nivel corporal

A nivel corporal el duelo se puede experimentar con:

  • Sensaciones físicas de fatiga o falta de energía
  • Desgana o inmovilidad
  • Dejadez física
  • Opresión o ahogo en el pecho. Opresión en la garganta. Menor capacidad pulmonar
  • Hipersensibilidad al ruido o a la molestia
  • Vértigos. Náuseas y temblores
  • Debilidad física muscular. Sensación de fragilidad corporal
  • Manifestaciones de ansiedad: Sequedad de boca, hormigueos, ritmo cardiaco irregular o percepción alteración cardiaca
  • Vacío en el estómago
  •  Sensación de despersonalización

El duelo en la psicología a nivel conductual

A nivel conductual el duelo se puede experimentar con:

  • Deambular
  • Soñar con la persona que hemos perdido
  • Evitar espacios que nos conectan a la persona perdida
  • Suspirar, soplar o llorar
  • Atesorar objetos que le pertenecían
  • Hablar con la persona
  • Apatía y desgana a la hora de hacer acciones nutricias, placenteras o de cuidado
  • Apatía sexual
  • Abandonar o reducir hábitos de higiene y salud
  • Insomnio o sueño poco reparador

El duelo y la psicología a nivel espiritual:

A nivel espiritual el duelo se puede experimentar con:

  • Poco sentido de vida
  • Decepción espiritual
  • Mayor devoción espiritual
  • Enfado con la vida, el universo o con Dios
  • Crisis de fe o retorno a la fe
  • Pocas ganas de vivir

 

¿Qué ayuda en el tratamiento del duelo?

Para el tratamiento del duelo debemos partir de la base de que la experiencia de muerte y de pérdida es muy íntima y que son posibles distintas sus manifestaciones.
Depende de su intensidad, duración y fijación que se dé un duelo natural o complicado.
En el tratamiento del duelo es clave el auto escucharse, darse permiso, abrir el corazón y reconocer si estas manifestaciones interfieren en un vivir de calidad o sencillamente forman parte del proceso de perdida. La aparición de estas manifestaciones no quiere decir que se cronifiquen.
Es importante en la elaboración ser acompañado por una persona de plena confianza, para compartir de vez en cuando en qué punto se está, o con un psicólogo o terapeuta suficientemente bueno.
Otras cuestiones que ayudan son escribir acerca de las experiencias que se transitan en el duelo o leer algún libro que ilumina su camino existencial.
Una cuestión importante a destacar es que todo duelo, como toda crisis o proceso emocional es potencialmente curativo o puede producir un estancamiento vital.
Los duelos permiten crecer como individuos, nos pueden aportar una mayor capacidad amorosa, humanización, capacidad de poner límites, un mayor valor o sentido vital, …
Un buen duelo abre el corazón, no lo cierra, nos da más fuerza y claridad vital.
El objetivo de la terapia Gestalt es ayudar a transitar el dolor, y crecer desde él.
Ensanchando nuestro corazón, cuerpo y mente. Salir del pequeño yo, temeroso del dolor y conectar con nuestra vitalidad original.
Busca el tesoro de la perdida.

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