04 febrero 2016
Los «mecanismos de evitación» de la Gestalt. ¿Qué son?, ¿Para qué es necesario reconocerlos?, ¿Cómo gestionarlos?
¿Qué son los mecanismos de evitación?
Los mecanismos de evitación, como su nombre indica, están al servicio de evitar el contacto con una emoción, sensación, idea, impulso… con algo que vivimos doloroso, que nos desborda o que no encaja con nuestra imagen, algo que en definitiva sentimos como amenazante, por lo que sea.
Al evitar el contacto con una vivencia, evitamos aprender a transitarla y gestionarla: Si evito la tristeza no aprenderé a gestionarla, ni a acompañar a alguien a que pueda transitarla, ni acompañarme a mí mism@ en ella.
Juzgar al otro, anestesiarse, desconectarse, mirar a otro lado, cambiar de tema, criticar, o hacer muchas otras cosas… todo ello, pueden ser formas de no contactar con nuestro sentir, ya que consideramos que contactar con lo que nos pasa puede ser peligroso o dañino para nosotros.
Para conocer más sobre los mecanismos de evitación de la Gestalt, te invitamos a leer una actualización de este post donde explicamos algunos de estos mecanismos: Proyección, introyección, retroflexión, confluencia, desensibilización, represión, negación, racionalización, desvalorización, proflexión, egotismo y deflexión.
Mecanismos de evitación en terapia Gestalt: ¿Cuándo son necesarios y cuándo dañinos?
Estos mecanismos de evitación también son mecanismos de gestión, son formas de gestionar algo que vivimos peligroso, mejor no contactar cada día con la agresividad que te despierta tu jefa. En este sentido, son mecanismos útiles y necesarios.
Si los usamos de forma consciente, pueden ser recursos y puntos de apoyo para economizar nuestra energía, si siempre contactáramos con todas nuestras vivencias emocionales acabaríamos exhaustos. Como decía Jung: «la energía es limitada».
Así, por ejemplo, ante algo que nos disgusta de un jefe, podemos tener el impulso de insultarle, debido a nuestro enfado. En cambio, reprimir esta acción y desahogarnos con algún compañero de trabajo puede ser más ecológico para nosotros.
Lo dañino es cuando la evitación se convierte en un hábito y no nos permitimos conectar con nuestra experiencia profunda, ni con lo que nos pasa a nivel de emoción y sensación.
Teóricamente los mecanismos de evitación representan impedimentos al contacto, y no formas de contacto en sí mismas. Esto quiere decir que más bien desviamos nuestra energía y conexión con un estímulo: Si no contactamos con una emoción (por ejemplo la tristeza) nos desviamos para contactar con otra cosa (por ejemplo, la idea de que «no pasa nada», o con una película que nos distrae). A menos que directamente caigamos en desconexión total…
Fritz Perls, fundador de la terapia Gestalt insistía en la necesidad de «aprender a distinguir los peligros reales de los imaginarios. El no saber distinguir lo uno de lo otro es lo que nos lleva a considerar y evitar como peligroso en una situación dada, lo que en realidad no lo es.
¿Qué puedo aprender sobre los mecanismos de evitación cuando voy a terapia?
Reconocer estos mecanismos de evitación, nos permite reconocer cómo nos relacionamos con nosotros mismos, con nuestras emociones, sensaciones, anhelos, necesidades, pensamientos… y con los demás. Son formas de relacionarnos con nuestras vivencias en la relación organismo-ambiente.
Una persona, al entrar en un proceso de terapia, aprende a sostener sus vivencias y a necesitar menos de evitarlas. Así, poder ejemplo, podrá sostener su enfado sin desconectarse, y usar la fuerza que da el enfado, o encajar el dolor que produce la actitud de una persona, sin enfadarme con ella, o vivir el miedo sin caer en parálisis…