El trabajo con el niño herido, con las heridas infantiles, nos permiten sanar secuelas post traumáticas y nuestra mirada crítica respecto la realidad actual.
Un proceso terapéutico nos permite compensar y sanar los efectos de heridas que recibimos en etapas de gran vulnerabilidad en las cuales teníamos una cantidad de recursos acordes a nuestra edad y donde quizás nuestros progenitores no nos aportaban apoyo o incluso nos lo minaban. Sanar y perdonar a tu niño interior herido es una tarea altamente gratificante y hay distintas maneras de iniciar esta sanación.
¿Qué es sanar al niño herido?
A continuación te explico qué es sanar al niño herido con ejemplos que parten desde una situación traumática o conducta disfuncional que puede ser gestada en la infancia, hacia una situación de ampliación de la conciencia:
Situación traumática
«Mis padres me abandonaron a los 7 años y me dejaron con mi abuela.»
>Ampliación de la conciencia: para sanar al niño herido es necesario reconocer que lo hemos superado aunque tengamos secuelas psico emocionales, sobrevivir es ganar.
Secuela físico-emocional
«Me paso el día con miedo a ser abandonado por mi pareja, en cualquier momento me puede dejar y puedo quedarme solo.»
>Ampliación de la conciencia: es necesario aprender a gestionar el miedo y sostener la incertidumbre del vivir
Percepción traumática
«Para mí, las relaciones afectivas son peligrosas y amenazantes.»
>Ampliación de la conciencia: hay que añadir que, aunque nos cuesten, también son fuente de placer, disfrute y aprendizaje.
Conducta disfuncional
«Me paso las semanas preguntándole si me va a dejar o no, y espiando su móvil.»
>Ampliación de la conciencia: este tipo de conductas nutren el miedo y una baja autoestima, además de estropear la pareja y alimentar fantasmas.
Efecto en la vida adulta
«Me siento débil y con poca fuerza, no confío en mí, necesito saber que los demás están.»
>Ampliación de la conciencia: si hago acciones o conductas desde el miedo mi autoconcepto es que sigo siendo un ser temeroso y fácilmente dañable.
Nuestra interpretación y experiencia de las situaciones queda teñida por nuestras heridas infantiles. Nuestras gafas de la realidad quedan distorsionadas por experiencias antiguas. Necesitamos limpiar nuestra percepción y reconectar con la energía del niño natural que llevamos dentro, el que existió antes de la herida.
Ejercicio: Conectar con el niño maravilloso. ¿Cómo hago para hablar con el niño interior?
Este ejercicio que comparto tiene como fin conectar y hablar con el niño interior:
En postura meditativa, apóyate en tus isquiones y en las zonas de contacto con el suelo, déjate sentir tu cuerpo y el contacto de la ropa en tu piel, percibe la silueta que dibuja tu cuerpo en la postura sentada, la línea que se conforma desde la cabeza a los pies.
Estás en tu eje corporal, inspira y espira con suavidad.
Evoca una escena de tu infancia en la que fuiste feliz, ¿en qué zona de tu cuerpo sientes esa felicidad? Acompáñate con una mano, que te permita sentir esta parte.
Deja que vengan a tu mente más escenas de felicidad infantil.
Respira con tu niño maravilloso. Ubica en qué zona de tu cuerpo lo sientes.
Tu niño maravilloso perduró en las alegrías o en las tristezas, en la dicha o en la desdicha, en la victoria o en la derrota, te fueran bien o mal las cosas…
Él siempre estuvo. El niño natural es una maravilla. Siente cómo puedes re-contactar con él. No murió nunca, simplemente te desconectaron o te desconectaste de él.
Lentamente recupera tu verticalidad, déjate sentir lo experimentado y muévete un poco desde tu niño natural.
¿Cómo es tu yo desde este niño natural?
¿Cómo es el mundo a través de sus ojos?
¿Qué son las relaciones humanas?
¿Qué te gustaría vivir en tu futuro?
Observa cómo vives recuperar el contacto con tu niño natural.
Visualiza un lugar donde él estará disponible para ti, y ubica este lugar simbólico en una zona de tu cuerpo, como ancla corporal, para que te sea fácil reconectar con él. Podrás recuperar a éste niño cada vez que lo necesites. Cuéntale al oído que la guerra terminó y que la habéis ganado.
Levanta las manos en señal de victoria para integrar nuestras heridas infantiles pasadas y seguir caminando para ser la mejor versión de nosotros mismos.
Como epílogo de este ejercicio busca una foto de tu niño maravilloso y ubícala en un lugar visible de tu casa.
A partir de aquí puedes empezar a conectar con tu niño maravilloso y su existencia, hablándole con él y escuchándole, dándole el espacio que se merece en tu vida.