11 obstáculos psicológicos para hacer cambios en la vida

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Hay cosas que sabemos que tendríamos que hacer para estar mejor, y lo sabemos, pero no lo hacemos. ¿Por qué no hacemos cambios si sabemos que habría que hacerlos? Ya sea para aumentar nuestro bienestar, crecimiento, realizarnos, ayudar a los demás, etc… La psicología y la terapia Gestalt pueden ayudarnos a reconocer nuestros obstáculos para el cambio y su relación con las secuelas de traumas emocionales, para poder superarlos.

Los 11 obstáculos psicológicos para el cambio personal

A continuación, te comparto once obstáculos para el cambio personal, junto con algunos tips desde la psicología que pueden ayudarte a superarlos.

Los los 11 obstáculos psicológicos para el cambio personal incluyen:

1-Zona de confort como obstáculo para el cambio personal:

Tenemos una clara preferencia por lo conocido y evitar lo desconocido es tentador. Dicho de modo coloquial lo cómodo tira mucho. El no salir de la zona cómoda de vez en cuando tampoco permite tolerar ciertos niveles de incerteza/inquietud, y es más fácil que nos acomodemos sino practicamos lo incómodo.

Si profundizamos en lo difícil que es salir de la zona cómoda/conocida/controlada observamos que intervienen varios factores.

Es importante recordar que nuestro organismo posee un diseño, está diseñado para mantenernos a salvo, esta es una cuestión psicofisiológica prioritaria, no solo evitamos, sino que el organismo ya tiene una tendencia primaria hacia el bienestar. El otro lado de la moneda es que también estamos diseñados para la exploración y el juego, a nuestro cuerpo le encanta explorar nuevas sensaciones y jugar con lo difícil/desconocido.

La supervivencia es una prioridad biológica, y es acentuada en personas que han sufrido ciertos niveles de trauma emocional y con tendencia a sentir miedo. Si alguien ha vivenciado mucho sufrimiento traumático y miedo, es lógico que use una estrategia evitativa, hay una parte interna muy resistente y cuyo argumento es:

“ya he sufrido bastante, no quiero sufrir más ni por el cambio ni por ser Buda”

Si sufrí mucho de pequeño o en la adolescencia, que me digan que lo desagradable me hace crecer, pues quizás me resisto porque ya sufrí demasiado, y no me nace mucho crecer tolerando lo desagradable. Así pues, los sufridores infanto-juveniles tienden a jugar las partidas más securizadas y evitan hacer apuestas vitales. Estos sufridores posiblemente eran niños abandonados, ya que lo desagradable, si lo transitas solo en la infancia, es extremadamente desagradable. Un padre que no me acompaña u orienta ante lo incómodo o lo difícil a su hijo, a futuro puede dificultarle mucho la relación con lo incómodo/difícil/desagradable, ya sea una vivencia emocional (estar muy triste), somática (me duele la espalda desde hace un mes y no sé qué me pasa) o situacional (tengo que exponerme en clase o patino delante de todos en el carnaval).

En terapia también vemos que otra dimensión son los niños sobreprotegidos, a los cuales no se les entrena a tolerar lo desagradable, las burbujas debilitan. Exponer de forma sostenible a los niños al contacto con lo no-agradable sin que sea dañino es importante. Demasiadas facilidades debilitan y hay que aprender a sufrir, a pasarlo un poco mal puntualmente sin que sea una tortura, hay que saber caminar cuesta arriba, no solo de bajada o en caminos horizontales.

Otra cosa es el conformismo sin más, y el conformarse con 6 cuando podría vivir de 9, el “más vale malo conocido que bueno por conocer” ha hecho mucho daño.

La cuestión es aprender a afrontar zonas de un disconfort tolerable. Y tener un buen balance miedo-recursos de afrontamiento y así buscar un crecimiento sostenible. Porque sí que hay una ley vital al respecto, en las que se trabaja en mis sesiones de psicología:

Se crece teniendo conversaciones incómodas con los demás, y con uno mismo.
Se crece poniendo límites sanos y defendiendo nuestros deseos, necesidades y dignidad.

2-La falta de autoconfianza como secuela postraumática

Otro factor que veo a menudo en mi consulta de psicología es que habitualmente tenemos creencias limitantes sobre nuestras capacidades. Mayormente nos hacemos de menos, hay un Messi/as en tu interior, habrá que buscar tu mayor potencial, la mejor versión de tu mismo a realizar.

Este no auto-reconocimiento o falta de búsqueda del propio máximo, suele ser una secuela postraumática, adultos que de niño no recibieron suficiente apoyo de sus cuidadores, que no escucharon un “lo conseguirás “o un “a veces uno lo intenta o la da todo, pero las cosas no salen no por cómo eres tú o tu valor, sino porque los resultados no dependen de ti o de tu identidad.

U otras frases como “todos podemos ser el mejor” o “lo importante es hacer todo lo que puedas”
Todos podemos ser reyes o reinas, no te conformes, no te conformes.

3-Miedo a la incertidumbre:

La incerteza produce sensaciones desagradables, no hay control, no sé qué pasa, hay espera del resultado, miedo, suspenso o inquietud.

Nuestro sistema nervioso busca seguridad, certeza o agradabilidad pero no la encuentra, no la encuentra porque hay que esperar, saber esperar debes joven Skywalker, en algún momento lo indefinido se definirá. Acompáñate en la espera para no desesperar.

4-Miedo al fracaso

Un fracaso al fin y al cabo es un resultado desagradable, adverso, que sentimos que no merecíamos, que nos duele, una apuesta que no salió bien, una decepción, un proyecto de vida que cae, un barco del amor hundido, …Es un resultado que duele, dar espacio al dolor y aprender es lo que toca, y no estancarse, queda mucha peli, hacia delante con las heridas y con los fracasos. Hay que seguir apostando.

“Llevo conmigo las heridas de todas las batallas que he evitado”.
Del poeta portugués Fernando Pessoa en El libro del Desasosiego.

Pero existen mayores fracasos, el fracaso de no intentar las cosas, de ser víctima del miedo, de no apostar, de no mojarse, de no vivir, de no pelearla. Evitar el fracaso es mayor fracaso que el fracaso. De, quizás al final de la vida, no poder escribir el título de la autobiografía de Pablo Neruda, confieso que he vivido, su título debe ser nuestra meta.

Y sí es verdad hay fracasos que marcan la vida de una persona, pero habrá que apostar.

Recuerdo una persona que apostó y perdió, su ruina económica marcó toda su vida, pero él siempre me decía lo mismo, “tenía que intentarlo”. Lo irreversible existe, lo hice, aunque no tenía que haberla hecho, el hecho es que ya está hecho.

Calcular bien si el riesgo es asumible, apostar y no juzgarse mucho si sale mal.

5-El concepto de amor: ¿qué es para ti?

El amor no solo es lo fácil, el cariño, el cuidado mutuo, la ternura, ayudar, hacer cosas por el otro, … El amor también es decir la verdad, poner límites, frustrar al otro, ser atacado por ser honesto, …

Y lo mismo a nivel de autoestima, no te quieres si te acomodas o te compras la moto de que no tienes tiempo para escribir, meditar o cuidar de tu cuerpo, el hecho es que te cuesta pasar a la acción y habrá que luchar y forzarse un poco sin hacerse daño.

Quizás tu amiga no te está cuidando, pero habrá que decírselo, y si se acaba la relación por decírselo pues el fracaso es suyo, no tuyo, lo tuyo es un éxito a nivel de autoestima, otra cosa es como te la bancas con una amiga menos en el caso que tengas pocas. Pero estar en falso en una relación no es amor ni autoestima, y no decir tu verdad es una pena.

6-Hábito y rutina: Comportamientos arraigados difíciles de modificar.

Definición de hábito: Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas.

La psicología dice que el organismo psicomental posee un componente mecánico, es decir la mente ahorra energía y una manera de hacerlo es automatizar conductas, hábitos, formas de relacionarse, de ser y de proceder.

Tu mente no puede crear una identidad cada mañana, te ofrece una identidad continuada y ofrece una manera de ser habitual, es decir: me levanto y mi mente me dice Jordi es así, y actúa, percibe y siente de este modo.

Salir de este necesario programa no es fácil, por eso es importante poder observarlo, y hacer ajustes mediante acciones o reflexiones. De allí la importancia de la meditación que permite observar el programa en acción, y de siempre buscar mínimamente lo nuevo o lo que cuestiona el programa base.

7-Falta de claridad en objetivos:

La psicología y la neurociencia nos enseña que para que nuestra mente salga de su inercia, hay que proponerle propósitos claros, si no indicas un faro claro, el barco dará vueltas por el conocido puerto.

El faro es una luz que guía que promete salir de las fronteras habituales, y siempre ir más allá de la última frontera, la vida como aventura o la vida como repetición controlada.

8-Deseo de gratificación inmediata:

Cada vez más somos víctimas de lo inmediato, nuestra impaciencia y gula por resultados rápidos no favorece cambios que implican un proceso de medio/largo plazo.

9-Autocuestionarse y ampliarse.

Si no te cuestionas mantienes una rigidez, aunque aparentemente seas una persona abierta, si siempre haces lo mismo quizás es una apertura controlada y conocida, pero se trata de ampliar círculos, no de instalarse en uno de ellos.

Igual que en el trabajo de polaridades de la terapia Gestalt si siempre haces de niña educada igual estaría ok que en la semana de carnaval te disfraces de Bruja, sin hacer daño a nadie ni a ti mismo/a.

O que una vez al año tomes el trozo de pastel que parece más rico quizás te alivia un poco la tensión de ser correcto siempre.

10-Resistencia al cambio interno:

Resistirse es más fácil que reconocer que a veces nos equivocamos en los mapas que usamos en la vida.

11-Acusar a los otros/as, o esperar lo externo

Culpar a otros/as o esperar cambios externos es una estrategia pasiva, es más fácil que ponerse al timón.

“Más allá de la noche que me cubre negra como el abismo insondable, doy gracias a los dioses que pudieran existir por mi alma invicta. – En las azarosas garras de las circunstancias nunca me he lamentado ni he pestañeado. – Sometido a los golpes del destino mi cabeza está ensangrentada, pero erguida. – Más allá de este lugar de cólera y lágrimas donde yace el Horror de la Sombra, la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo. – No importa cuán estrecho sea el portal, cuan cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma”.
William Ernest Henley: Invictus

 

Psicología y cambio personal

Superar estos obstáculos hace necesaria autoconciencia, voluntad, planificación, pequeños pasos graduales y algún apoyo humano, sea un terapeuta o una persona que se implique en tu proyecto personal. El cambio tiene algo de épica. Una épica interna, de transitar emociones difíciles o sensaciones desagradables, a veces en solitario, sin espectadores ni palmaditas en el hombro, de trabajar de madrugada o de buena mañana, nadie te ve meditando, no hay recompensa inmediata, y a veces ni a medio plazo. Decidir, persistir, insistir, resistir, para conseguir o no. Como decía Antonio Machado:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

El cambio es caminar más allá de lo conocido, de lo repetido, de lo que das por supuesto, pase lo que pase solo te pido que no te acomodes.

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