Proponte este año no luchar contigo mismo, y transformar a tu juez interior en un sabio que sonríe ante el presunto error.
Querido Juez Interior:
Hace muchos años vivimos juntos.
De pequeños nos dijeron lo que debíamos ser.
Seguro que te acuerdas, de lo que nos decían:
Se bueno
Se educado
Se dócil
No molestes.
Apáñatelas tú.
Ahora los padres ya no están por aquí, naciste con ellos, ahora eres tu quien me dice cómo debo ser. Y como sabes que quiero crecer como persona, tu mensaje es más positivo, aunque sigue siendo una orden
Ten paciencia.
Estate atento
No te quejes.
Se agradecido con la vida.
Ten una vida consciente.
Estoy cansado de encajar en un modelo familiar y ahora en un modelo de perfección búdica. No puedo ser un modelo.
Te propongo cambiar el debo por el quiero.
Te propongo dejar de luchar y unirnos en paz.
De nada me sirve iluminar mi conciencia si es desde el juicio.
No te preocupes no vamos a perdernos, dejaremos la lucha interna para caminar juntos en paz y sonriendo cuando nos enfademos por no ser buda, para seguir intentando con paz y amor hacia nosotros mismos encontrar nuestra budeidad.
Una trampa del crecimiento personal
Una trampa sutil y poderosa del crecimiento personal es que el individuo se exige lo positivo desde su juez, este paso puede ser necesario al principio, pero debe ser transformado a una total colaboración y sobretodo a un final absoluto de la pelea con uno mismo.
El Buda dijo “Al igual que una serpiente cambia de piel, debemos arrojar nuestro pasado una y otra vez.” De igual modo arrojemos nuestra lucha interior una y otra vez, hasta que sea un habito, inspira tu lucha interna, tómala en tus manos y al exhalar suéltala.
Proponte este año no luchar contigo mismo, y transformar a tu juez en un sabio que sonríe ante el presunto error.
Buen año para ti y para tu juez, que en el camino haya menos lucha interna y más amor interior.
Por Jordi Gil Martin – Co-Director Gestalt Salut Psicoterapia
Puedes contactar al autor a través del formulario al final de la publicación.
