Dejar de evitar como propósito de año nuevo

mecanismo evitacion

¿Eres de las personas que evitan los conflictos o las situaciones incómodas?, ¿Te cuesta decir que no?, ¿Te defines como una persona complaciente o sumisa?, ¿Sientes que los conflictos te afectan demasiado?

En este post Jordi Gil, psicólogo y terapeuta Gestalt de Barcelona, nos habla sobre por qué algunas personas son más propensas a la evitación, y cómo encontrar un equilibrio y afrontar lo incómodo para gestionar los conflictos y mejorar nuestra autoestima. ¡La terapia Gestalt puede ayudarte!

A todos nos cuesta afrontar el miedo al conflicto o lo incómodo

En la vida se crece transitando lo incómodo, y por tanto no evitándolo. Si me incomoda, por ejemplo, hablar en público, tampoco es cuestión de ser conferenciante pero sí de exponerse en alguna ocasión para poder ganar en seguridad.
El tener una dinámica continua de ahorrarnos situaciones incómodas, tiene consecuencias negativas ya que no cultivamos ni desarrollamos nuestros potenciales, como un amigo mío que siempre se decía que no servía para escritor hasta que empezó hacerlo y ¡oh sorpresa! se le da medianamente bien y hasta público un pequeño libro.
En todos vive una parte evitativa, evitamos conflictos o manifestarnos de una forma auténtica en las relaciones, en el trabajo, en la pareja,…. Lo incómodo nos es desagradable, y por tanto es muy tentador evitarlo. Si deseas puedes aprender más sobre los mecanismos de evitación de la Gestalt en nuestro blog.

Huir de los conflictos perjudica nuestra autoestima

Evadir las discusiones, las discrepancias y las opiniones contrarias no es un buen camino de sanación ni de autoafirmación, te envías el auto-mensaje de que no eres capaz de, además dejas de defenderte a ti y a tus seres queridos. Huir de los conflictos perjudica a la autoestima y a las relaciones con los demás, las evitaciones no dejan de ser traiciones a uno mismo “le dije que sí a mi mejor amiga por miedo a que se enfadase”.

Según la terapia Gestalt y otras corrientes psicológicas, la forma en que gestionamos lo que nos es difícil es una parte importante de la configuración de nuestra personalidad y de nuestro camino de vida.

También es importante tener en cuenta que existe una función sana de la evitación, como dice Walter Riso;

“La evitación no es siempre cobardía, a veces es prudencia y otras veces inteligencia.”

Hablar con un sordo psicológico, o no exponerse a según quien, a veces es lo más inteligente, no desgastarse en vano a veces es lo más sabio. Esta evitación sana es un ahorro de energía, esfuerzo y tiempo.

Perfil de la persona con tendencia a evitar conflictos o situaciones incómodas

En la cuestión evitativa existe un componente social normativo, a veces está bien visto el ser complaciente, no conflictivo y ser fácil para los demás. A veces se confunde ser educado con ser evitativo, o ser sumiso a los designios de la mayoría.

Incluso nosotros mismos podemos estar orgullosos de ser “fáciles de trato”. Sin embargo, una cuestión es ser fácil y la otra es callarse demasiado lo propio o tener miedo al potencial conflicto.

En terapia podemos ver cómo la persona evitativa suele justificar moralmente su tendencia a no exponerse.

Algunos rasgos de la persona con tendencia evitativa y baja autoestima:

  • Ser complaciente y agradar a los demás en exceso
  • Se camuflan en los grupos, pasan desapercibidos.
  • Priorizar al otro por encima de sus propias necesidades.
  • Callarse opiniones y emociones, si éstas son diferentes a su interlocutor o al grupo.
  • Piden disculpas o gracias en exceso. Estas expresiones adecuadas a veces esconden “un gracias por no atacarme”
  • Dificultad para decir no, para poner límites.
  • Piden poco y expresan pocas quejas o críticas.
  • Se reprimen sus emociones, antes se incomodan ellos que quizás incomodar a otros. Aguantan demasiado.
  • Ceden demasiado. Son fáciles de convencer
  • Lo pasan fatal en la divergencia o el desacuerdo, hay un pensamiento catastrófico acerca de las consecuencias de un malentendido o una disparidad de opiniones o posicionamientos.
  • Para ellos “desacuerdo” o “no entendimiento” es igual a conflicto. Viven en el todo o nada, es decir el pensamiento extremo.

Afortunadamente todo ello se puede aprender a gestionar de otro modo, por ejemplo en un espacio de terapia Gestalt individual. Existen recursos que todos podemos aprender para desarrollar nuestra autoestima y aprender a decir que no.

¿Por qué algunas personas son más propensas a callar o “no molestar”?

Estas actitudes generalmente son el resultado de traumas de la infancia donde no se dio suficiente importancia a lo propio más allá de lo del otro. O en las que se vivió miedo a la posición de los demás, fuesen padres, compañeros, profesores, vecinos,…Es habitual ver en mi consulta de terapia Gestalt que estas situaciones traumáticas dieron lugar a un aprendizaje temprano de la estrategia evitativa como forma de supervivencia.

Es mayormente propio de quienes fueron criados en ambientes muy autoritarios o con cuidadores poco receptivos a las necesidades infantiles. Posiblemente sus necesidades, deseos u opiniones fueron respondidos con rechazo, amenazas, castigos o retirada de afecto, es decir con agresiones, desde micro a macroagresiones.

En consecuencia, esa persona aprendió que para ser amada y aceptada (para sobrevivir, realmente) debía ajustarse a las expectativas ajenas, ser complaciente, callar y “no molestar”. Trasladado a la vida adulta, esto nos habla de una persona desconectada de sus necesidades, con pobres habilidades comunicativas, de expresión de su posición y una baja autoestima.

Formas de empezar a dejar de evitar los conflictos con Terapia Gestalt:

La terapia gestalt puede ser una gran aliada para mejorar la autoestima y gestionar los conflictos. Aquí te dejo las claves para comenzar, y recuerda que puedes solicitarnos una primera entrevista gratuita con un psicólogo o terapeuta Gestalt de nuestro equipo.

  • Comienza a resignificar el modo en que ves el conflicto. El conflicto forma parte de la vida, igual que la enfermedad, la muerte, el placer y la alegría.
  • Existen distintos tamaños del conversar humano; diálogo, desencuentro, debate, discusión,…no todo lo distinto es conflicto.
  • El potencial conflicto es una posible oportunidad para darte autoestima, asertividad y presencia. Es una fuente de crecimiento impresionante, bebe de esa fuente.
  • Tampoco es necesario que manifiestes todos tus desacuerdos, ideas u opiniones, también puedes descansar de dar tu contrapunto de modo constante.
  • Escúchate con honestidad, si algo te duele pues te duele, y si el otro encima se enfada por lo que te duele, el problema es suyo y ponte un like para ti por manifestarte. La manifestación propia ayuda a la diferenciación entre lo propio y lo ajeno.
  • Dale una oportunidad al otro para ver si tolera la diferencia, también te llevarás gratas sorpresas. Sal de ti mismo.
  • Por otro lado, saca también el hacha, tenla a mano. No te dejes avasallar por nadie, no toleres nuevos abusones de colegio. Y defiende a personas de tu alrededor.
  • También acostúmbrate a entrar en contacto contigo mismo, en terapia Gestalt tenemos un ejercicio que llamamos la silla vacía que puede ayudarte a hacerlo. Escúchate y háblate con compasión y ánimo. Es probable que estés acostumbrado/a a no pensar siquiera qué deseas o necesitas por centrarte en lo que quieren los otros, pero es momento de priorizarte. Pese a que no seas capaz de expresarlo o hacerlo valer, comienza al menos por hacer pequeñas reuniones contigo mismo/a, por entrar en contacto con tus pensamientos y emociones en cada momento y por hacerte consciente de ellas.
  • Una vez dado el anterior paso, trata de exteriorizar en la medida de lo posible. Comienza a poner límites, a hacer peticiones o a expresar desacuerdos en situaciones que sientas seguras para ti y, poco a poco, puedes ir diciéndote: “cuando vea a Antonio tengo que decirle X”. Con la práctica te irás sintiendo más cómodo/a y podrás trasladar esta conducta a otros escenarios más complejos.
  • Ante todo, suelta el miedo a decepcionar a los demás, ten miedo a decepcionarte a ti mismo/a y recuerda que no pasa nada si el otro se enfada, simplemente se enfada y si sobrepasa ya veremos que hacemos o si hay que llamar a alguien para que te ayude a gestionar al desbordado de turno, o simplemente puedes irte a otra zona existencial u otra relación. Un terapeuta Gestalt puede ayudarte en esta gestión.

 

Eres adulto/a, toma tu espada de poder, tu propia Excalibur, solo tú puedes extraerla de la piedra, solo tú puedes decir tu parte, nadie lo hará por ti, eres un adulto con derecho a expresarse y con capacidad para afrontar las discrepancias.

Como decía anteriormente, otra forma de crecer a través de transitar y afrontar lo incómodo es buscar el asesoramiento de un profesional de la ayuda, como un psicólogo o terapeuta Gestalt, que te ayude a dejar de evitar lo que sabes que estás evitando, y también a vislumbrar lo que no sabes que estás evitando, para así poder dar espacio y nutrición a todos tus potenciales. Todo emperador o emperatriz necesitaba un consejero.

Por último, solo felicitar este año nuevo.
Que se cumplan nuestros deseos
Que evitemos menos para así crecer más.
Que estés bien.

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