¿Qué me ha ayudado de mi terapeuta?

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En uno de estos días en los cuales me auto-superviso como terapeuta y persona, es decir como en la mayoría de mis días, cosas de la pasión y del stress, se me apareció claramente la necesidad de escribir acerca de qué se puede llevar un cliente de un espacio terapéutico, teniendo en cuente mi experiencia en ambos roles desde mi yo terapeuta y desde mi yo cliente.


Lo que me ayudó del terapeuta…

Para empezar creo que ayuda distinguir al terapeuta de la técnica que el mismo elije o con la que interviene ante las dificultades o facilidades que el cliente lleva a terapia, después veremos si es posible crear una frontera clara entre ambas instancias. Distingo así como dos cuestiones, primero a la persona, al terapeuta y después a la técnica.

Referente a la persona terapeuta  creo que siempre me ha sanado la bondad de la persona, su humildad, la atención, la generosidad mostrada, la ayuda en cuestiones externas desde pasarme el contacto de alguien o recomendarme un libro, la disponibilidad ya sea ante un cambio de horario o alargar la sesión, el disculparse sin más si es necesario, la no-superioridad.

Si tuviera que destacar algo la bondad, la intención de ayuda, la incondicionalidad, el no juicio ante lo expresado, el no ser penalizado ante mis oscuros pensamientos o mis ideas locas, si intento volver a destacar algo seria la humanidad y el «sí» hacia mi, la confianza depositada en mi, como encontrar a alguien que dignifica lo que vives y dice que sí a tus capacidades, alguien que te dice no pasa nada porque te sientas así o porque seas imperfecto y que valida tu ser.

A mi me sana mucho la bondad y creo también que el amor tiene algo de sanador que no de vacuna o salvación. No digo que el terapeuta deba usar el amor o solo las terapias o terapeutas amorosos sean los mejores pero quizás si que en la profesión esta ya de vocación o actitud puede ser imprescindible un afecto hacia lo vivo, hacia la persona, al fin y al cabo el oficio implica ayudar al otro, a la vida del otro.

Respecto a la capacidad de no juzgar al otro creo que en ello reside por una parte una virtud personal digamos de carácter ético, de no prejuicio, de no demandar al otro ser de x forma, sin desear corregirlo o modificarlo, aceptarlo con lo virtuoso y lo defectuoso, con sus recursos y limitaciones. Una persona que te valida y dice sí a lo que vives y sientes, en la línea de la aceptación incondicional del otro o de la empatía como recurso técnico-humano en la cual la persona que toma la función del terapeuta focaliza su atención y energía vital en validar la experiencia del otro y ponerse en su lugar lo máximo posible que permite el hecho de ser dos individuos diferentes.

Una persona, al descubrir que es amada por ser como es, no por lo que pretende ser, sentirá que merece respeto y amor. Carl Rogers

Al fin y al cabo uno trabaja con el sufrimiento y con las facilidades/dificultades del vivir del otro la cual cosa implica acercarse al otro y dejarse tocar por la experiencia del otro dentro de unos limites claros y sanos en ambas direcciones. También opino que esta capacidad de no-juicio se puede ir aprendiendo y ser supervisada sin tampoco pedirse la excelencia.

Podríamos decir a nivel aproximativo que el terapeuta da desde lo que es, desde su ser persona y desde lo que tiene a nivel de conocimientos y técnicas adquiridas. No puedo dar desde lo que no soy o no tengo.

Escribiendo estas líneas me emociono y también recuerdo como esos llamados espacios terapéuticos me permiten emocionarme y ser mas yo, esas personas que se dedican a la cosa esta de la terapia que ofrecen un espacio dispuestos a estar con el otro y ayudarlo a que se relacione mejor consigo mismo, no forma parte de la intención del texto mas me siento obligado a manifestar mi gratitud eterna, todo lo eterna que puedo ser a los que me ayudaron por el camino.

La técnica y el terapeuta

En el otro lado y a la vez fusionado con la persona, asoma la técnica del terapeuta, lo que mas me ha ayudado como cliente es poder sentir mi cuerpo, mis emociones, detectar las creencias que dificultaban mi vivir, dar luz a mis puntos ciegos, sentir los movimientos internos en mi cuerpo y en mi pensar, explorar las emociones en el cuerpo, reconocer mi luz y mi sombra dándoles la misma dignidad, retomar la responsabilidad dándome cuenta de mi influencia en lo que me pasa.

Poder expresar me es sano, la expresión es salud y posiblemente la falta de la misma sea la neurosis, poder hablar de y también a como en la silla vacía o en visualizaciones, que permiten expresar lo silenciado para que duela menos o uno se aligere a nivel corporal.

Me ayuda mucho la mirada ampliatoria que ofrece el terapeuta, me oxigena el pensar, el vivir el problema o dificultad, me aporta el cambio de dimensión o perspectiva que me ofrece el terapeuta, tb me ayuda la experiencia del terapeuta. Al compartir y salir de mis aislamientos permito que la vida y el mundo influyan en mi y poder tomar mi vida e influenciarla.

Poder detectar e integrar lo que siento, mi emoción y lo que pienso posibilita un actuar más comprometido con mi vida y con lo que soy. La toma de conciencia emocional, corporal y mental me permite una mejor gestión de lo que vivo y de que hacer con lo que me pasa.

Tengo como supongo que muchos, una lista de frases de sesiones que me acompañan y un álbum de fotos de situaciones que me sanaron y me sanan cuando me sucede algo parecido.

Las sensaciones de mi cuerpo en la sesión me acompañan en el día a día.

La memoria de las sesiones impregna mi cuerpo y a veces siento que incluso mi alma, espero que se entienda que esta frase la escribe un terapeuta fan de la terapia, disculpen la grandilocuencia.

Ser terapeuta y ser persona

Distinguir a la persona del terapeuta a veces no es nada fácil ya que todo lo que uno aprende o adquiere es impregnado por la persona que ante todo es el terapeuta, o mejor dicho el terapeuta es ante todo una persona.

Ser terapeuta es ser persona decía G. Borja, la técnica no deja de ser todo el corpus teórico-vivencial que ha aprendido y vivido el terapeuta, es su mapa teórico-vivencial de ver y sentir a los demás le permite posicionarse como profesional de la ayuda ante el que quiere o necesita ser ayudado.

Indiscutiblemente para mí siempre será más importante la persona que su conocimiento, quizás en una proporción de 80-20 respectivamente, ya que al fin y al cabo el cliente se encuentra una persona-terapeuta que toma una función de ayuda, una persona cuya función es aportar una ayuda.

Para mi la técnica es el cómo me acerco al cliente y cómo gestiono mis intervenciones mientras que todo lo que vivo durante la sesión pertenece a mi persona, la técnica me facilita la acción, la acción terapéutica.

Si quieres profundizar en este tema, tal vez te interese leer el artículo: Cómo elegir a un psicólogo o terapeuta Gestalt

Unas palabras para finalizar: La lista de necesidades de Maslow

No se, ahora me viene que Maslow en su lista de necesidades que todos poseemos quizás se dejo que todos tenemos la necesidad de ayudar y de ser ayudados, no de una ayuda constante y que alimente nuestra dependencia, poder o debilidad, una ayuda que implica humanidad, acompañamiento, estar con el otro que forma parte del vivir pleno al igual que creo que también existe la necesidad de ayudar al otro no para ser mejor o mas digno sino por un vivir bonito y con sentido en el tiempo de vida que se nos concede, como que en la ayuda sea en la dirección que sea hay un enriquecimiento del vivir en todas direcciones.

Ya solo me queda decirte como dijo Leonard Cohen que espero no haberte hecho perder el tiempo con esta lectura.

«He de pintar lo que aún no soy capaz, para así aprender como hacerlo» Vincent Van Gogh

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