Recursos para sanar el niño interior: Cómo crear un diálogo sanador con nuestros padres
En este post compartimos recursos para crear un diálogo con nuestros padres, soltar aquello que nos dolió y sanar nuestras heridas de la infancia.
El diálogo con la fuente
Un posible paso para sanar al niño interior puede ser aclarar las cosas con los propios progenitores, tener un diálogo constructivo y hablar con el padre o la madre de lo que nos dolió, o de lo que sentimos que no merecíamos para sanar y soltar nuestra antigua herida infantil.
Tenemos el derecho a hablar de nuestro dolor. Los padres originales son fuente de dolor y también de bendiciones, una cosa no excluye la otra. Esta cuestión se puede realizar de forma directa, charlando con ellos, o de forma indirecta entrando en un proceso de terapia que me permite sanar mis heridas con ejercicios del tipo escribir una carta a mis padres, hablar con un cojín/objeto que simbolice mi madre o padres, una constelación familiar individual o grupal,...Es vital adaptar la propuesta terapéutica a la persona.
El primer punto crucial a decidir es si es necesario hablar con ellos en persona, quizás si nos escuchamos profundamente con ayuda de un amigo o de un profesional, y sobretodo con nuestra capacidad innata de interiorizar en nosotros mismos, descubramos que no es lo que necesitamos. El profesional de la ayuda puede facilitar que la persona escuche su voz interior. Algunas líneas de terapia o profesionales dibujan este paso como casi obligatorio, quizás si escuchamos a nuestro niño interior o nuestra parte sabia, preferíamos otro camino para dialogar con nuestros padres. Se trata de expresarse desde nuestra herida.
En caso de hablar directamente con los padres es importante estructurar este encuentro.
10 sugerencias para sanar nuestro niño interior creando un diálogo con nuestros padres
Para sanar al niño interior es importante tener en cuenta:
- Este encuentro no es un juicio a los padres, su objetivo es sanar todo lo posible nuestra herida sin machacar a nadie. El enfado infecta, su función es apoyar la expresión para liberarnos del resentimientro. “no vengo a juzgarte, vengo a aclararme y a limpiar mi dolor.”
- Es importante manifestarles el objetivo de nuestro dialogo. -Estructurar el dialogo y los turnos de intervención, pedir que nos escuchen sin interrupciones antes de pasar a un intercambio de opiniones. “te pido que me dejes hablar un rato en silencio y después yo te escuchare a ti”
- Hablar desde nuestra vivencia, hablar desde lo que nosotros experimentamos, hablar desde nuestra herida y ser el portavoz adulto de nuestro niño herido. “yo me sentí abandonado”
- Defender nuestro sentir, nos digan lo que nos digan, los argumentos que nos den no deben negar nuestro dolor. “Lo que dices es verdad, tenías que trabajar mucho, pero igualmente yo me sentí muy solo”.
- Es importante ser sintético, claro y honesto. Andarse por las ramas infecta más nuestras heridas. La claridad sana.“sinceramente no te entiendo”
- Dar espacio a lo tierno y a lo duro. “te eche de menos y también me cago en ti, yo solo era un niño”
- Se puede dar más de una charla. Es mucha presión que todo deba solucionarse en un encuentro. No toda la ropa se puede limpiar el mismo dia.
- Anotar que tres frases necesito manifestar sí o sí. “no podía irme a la tumba sin decirle a mi padre que me sentí maltratado.”
- Darse el permiso de llevar al encuentro un mini guion o un escrito.
- Manifestar el objetivo de la charla y también la meta, quiero estar en paz contigo y conmigo mismo lo que me queda de vida.
Heridas infantiles: Diferencias entre sanar y curar, y la importancia de buscar ayuda para afrontarlas
En este diálogo sanador es importante que tengamos claro que buscamos limpiar nuestra herida, no ensuciarla o infectarla más, se trata de sanar no de ganar al padre o al maltratador. Busca tu paz y deja al otro con lo suyo. Es su vida, es su problema, es su destino, ocúpate del tuyo.
“mi padre nunca reconoció nada, pero yo me quede en paz”
Si no se busca limpiar la herida antes de la muerte de los padres, habrá que volver a transitar por ella de alguna otra manera, y quizá perderemos la oportunidad de sanear nuestro sufrimiento con la fuente misma de nuestro dolor. Para afrontar lo complejo de este diálogo puede ayudar mucho el ser asesorado por un terapeuta, y si ello no es posible por un buen amigo. Este encuentro previo nos puede ayudar a clarificarnos, afinar en las palabras a manifestar, estructurar el diálogo y el encuentro, para empezar así a salir del aislamiento de nuestro dolor, rabia, angustia.
Esta previa también permite ir diseñando que queremos manifestar, esto también puede hacerse escribiendo o anotando las 6 cosas básicas a mis padres (3 a cada progenitor) que necesito manifestar y con las que no me quiero ir a la tumba.El compartirlo con alguien de total confianza también facilita evitar que evitemos afrontar una situación que posiblemente nos sea angustiosa, y que es difícil. El compartirlo con alguien suaviza las resistencias el encuentro, y por tanto aumenta las opciones de lo que hagamos. “sin la ayuda de mi amiga Sara no me hubiera atrevido a hablar con mi madre”
Las heridas no se curan, sanar no es curar, nos acompañan en el vivir, la cuestión es limpiarlas y cicatrizarlas en lo máximo posible. “A veces me duele lo de mi padre, cada vez menos y ya solo son unos minutos en las fechas señaladas”
Forma parte de la vida que a veces se abran un poco. La persona aprende en el vivir, a entrar y a salir de ellas. Lo que nos fija a ellas es el resentimiento, el odio, la obsesión, la rabia,….Por ello es importante expresar lo emocional y también aprender a soltar lo que nos duele. Lo pendiente da vueltas hasta que se cierra. Y es nuestra responsabilidad poner el punto final a nuestros dolores cíclicos.
“Tuve tres charlas profundas con mi padre, en la tercera día me di cuenta que ya estaba, que yo tenía que poner el punto y final a esta historia”
Por Jordi Gil Martin – Co-Director Gestalt Salut Psicoterapia
Puedes contactar al autor a través del formulario al final de la publicación.