Antes de volver a la vida cotidiana, la vuelta al cole de cada septiembre, es importante hacer un mínimo de revisión de nuestra vida. Esta revisión nos permite tomar consciencia, y no entrar en quejas, pensamientos negativos sobre nuestra vida, el pesimismo automático y/o frustraciones habituales.
Desde mi punto de vista, es importante dar espacio a la queja y a nuestra negatividad, para dejar de vivir desde ella. Sólo reconociéndola, es posible gestionarla.
Todos alguna vez tuvimos pensamientos negativos sobre algo, o nos sentimos pesimistas con respecto a un tema. En determinados momentos, por ejemplo, en tiempos de crisis, los pensamientos negativos aumentan. Y creo que tenemos derecho a quejarnos en la vida cotidiana, donde se nos aparecen distintos estímulos de distinta naturaleza, tales como obstáculos, frustraciones, agresiones, bendiciones, golpes de suerte o de infortunio… distintas facilidades y dificultades que atravesamos en el vivir.
El pretender eliminar los pensamientos negativos, no quejarnos, mantener siempre el pensamiento positivo, o ser siempre optimistas con respecto a algo, se nos hace utópico y casi antinatural. Otra cuestión es poder transformar la queja en algo fructífero, para no caer en el victimismo. Es importante distinguir la queja estéril de la fértil, la inútil vs la útil. Se trata de darle espacio para después hacer algo con ella y no caer en parálisis.
Te propongo estos tres pasos para salir de la queja estéril y los pensamientos negativos:
En este punto es importante desahogarse totalmente, sacar de viva voz todas nuestras quejas y pensamientos negativos, de todos los tamaños. Se puede hacer de distintas maneras: Escribiéndolos, en forma de monologo en voz alta, compartiéndolos con un testigo mudo. Es importante desahogarse de forma plena y darse el tiempo necesario para vaciarse de quejas y pensamientos negativos.
Luego de hacerlo, siente el alivio de sacar afuera lo de adentro, toma conciencia de tu respiración y de qué ha cambiado en tu cuerpo.
Se conciso en lo que debes hacer o dejar de hacer.
Por ejemplo:
- No tomar más cafés con Marisa.
- Comprar un carro de la compra o un ordenador más potente.
- Pedir un aumento de sueldo.
Es importante que escribas todas tus acciones o técnicas para tener pensamientos positivos, y hacerlas a tu manera, confiar en que las cosas saldrán bien.
Si no las llevas a cabo, vuelve a reiniciar los 3 pasos, relee las acciones o retoma la realización de las acciones. Repite los tres pasos, o vuelve a uno de ellos las veces que sea necesario hasta que hagas o dejes de hacer algo. El cambio se consuma en la acción en el mundo. No olvides cómo te sentías en el paso 1.
La ejecución de este proceso tripartito puede convertir la queja estéril en fértil, ayudarte a empoderarte y superar el pesimismo, y finalmente cambiar pensamientos negativos por pensamientos positivos y acciones esenciales.
«Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil»
Goethe