En este post, la psicóloga y terapeuta Gestalt Marta Grimalt escribe sobre la gestión de las emociones en época de covid19: ¿qué habilidades emocionales se requieren?, ¿cuáles son los efectos del desgaste?, ¿Como podemos contrarrestar los efectos psicológicos y emocionales producidos por la nueva normalidad? ¿qué papel juegan los servicios públicos sanitarios?, ¿cómo podemos aprovechar esta oportunidad?
Habilidades emocionales en épocas de covid19: El manejo de la incertidumbre
Entramos en el 2021 tras un año 2020 marcado por la pandemia del Covid-19. Han pasado 10 meses desde la primera ola, desde que nos confinaron en marzo. Desde ese momento nos hemos tenido que adaptar a una serie de cambios que han afectado prácticamente a todos los ámbitos de nuestras vidas. Durante este proceso hemos pasado por muchas etapas que nos han marcado emocionalmente y que requieren del desarrollo de nuevas habilidades emocionales. Al principio tuvimos que quedarnos en casa y con ello perdimos temporalmente los espacios exteriores de nuestra vida. La vida se paralizó en muchos sentidos, para algunas personas más que para otras. Con la desescalada y la nueva normalidad pudimos recuperar los espacios perdidos aunque de otra manera, ahora regidos por normas que permiten convivir con el virus, supuestamente, de la forma más segura posible.
Estas medidas de seguridad afectan de forma directa y contundente a nuestras necesidades básicas de comunicación e interacción social las cuales son vitales para nuestra salud emocional y física. Adaptarnos a este contexto social condicionado por las mascarillas y la distancia de seguridad requiere de un gran esfuerzo psicológico para todxs nosotrxs y un nivel de afectación particular dependiendo de las necesidades comunicativas de cada franja de edad en la que estemos. Hemos de readaptar nuestros patrones comunicativos que son intrínsecos a nuestras necesidades biológicas. Estas medidas, aunque necesarias, rompen un equilibrio natural del cual depende nuestra salud, en todos sus niveles. Este impacto a nuestro equilibrio ha de ser tenido en cuenta y atendido, también desde la salud pública. Ofreciendo recursos y espacios a las personas, sobretodo las más vulnerables, donde puedan encontrar y desarrollar recursos emocionales para contrarrestar este desequilibrio provocado por la nueva normalidad. Sino las consecuencias a medio y largo plazo pueden ser devastadoras.
Otro factor con el que hay que lidiar es la incertidumbre. En este momento, y a lo largo de todo el proceso, la incertidumbre se ha hecho presente en todos los ámbitos de nuestra vida; salud, laboral, económico, social… Todo son interrogantes sin respuesta. El manejo de esta incertidumbre es a día de hoy la mejor baza para poder sostenernos emocionalmente en este proceso que está siendo largo y lo será todavía más.
Si quieres saber más sobre el manejo de la incertidumbre puedes leer el post «Gestionar la incertidumbre en época de pandemia»
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Los efectos del desgaste y la invisibilidad de las emociones
En estos momentos, en nuestra consulta de psicología y terapia gestalt estamos pudiendo ver los efectos del desgaste que llevamos todos después de tantos meses. Demandas muy diversas se exacerban y empeoran; crisis de pareja, ansiedad y depresión, enfermedades psicosomáticas y mentales, problemas de violencia, tanto en nuestros pacientes como en su entorno más cercano. Las personas que han sido acompañadas terapéuticamente desde el inicio de la pandemia han ido encontrando recursos para ir escuchando, sosteniendo y gestionando sus vivencias en estos meses. Sin embargo, las personas que llegan en estas últimas semanas llegan más al límite, con un desgaste más acusado y problemáticas más graves. Todavía quedan unos meses, no sabemos cuántos, de este contexto pandémico. Y no podemos dejar que eso nos hunda. La autorregulación emocional toma por fin protagonismo, su importancia se hace mayúscula en este contexto.
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Las políticas sanitarias y educativas vienen ignorando y despreciando la importancia de los recursos personales y la inteligencia emocional. Se viene hablando del tema, desde hace tiempo, en muchos contextos pero realmente no se le ha dado ni los recursos ni el espacio asistencial que por su nivel de importancia requieren. En general quienes pueden acceder a un proceso de desarrollo emocional son aquellos que pueden pagarse un psicoterapeuta o asistir a grupos, cursos y formaciones en el ámbito privado. El espacio que ocupa la psicología y la inteligencia emocional dentro del sanidad pública es mínima por no decir ridícula, cuando estamos hablando de una de las carencias personales de las que derivan las problemáticas (depresión, trastornos de ansiedad, fobias, trastornos mentales, enfermedades psicosomáticas) más extendidas e invalidantes en nuestra sociedad.
Además, vivimos en una sociedad orientada a la productividad y al consumo, creada por un sistema basado en el privilegio de una minoría sobre la mayoría, totalmente desconectada del expolio y destrucción de nuestro planeta. Cuando vivimos en equilibrio con nuestro interior, también lo estamos con nuestro entorno. Ambos equilibrios son intrínsecos y mutuamente dependientes. Uno no puede darse sin el otro. Por ese mismo motivo a esta sociedad de consumo le viene muy bien mantenernos desequilibrados y adictos al trabajo, a las experiencias, a las sustancias, a las compras, en resumen, a las emociones intensas no reguladas.
Desarrollar recursos de inteligencia emocional: ¿Aprovechamos la oportunidad o seguimos con la inercia?
Habitualmente las personas llegan a la consulta debido a situaciones vitales que las bloquean o desbordan. Normalmente el proceso que inician les lleva a un camino de autoconocimiento y desarrollo de recursos que les servirán no solo para resolver la situación que les llevó al sillón de la consulta sino a un autoapoyo y autonomía emocional que les permitirá gestionar la mayoría de situaciones vitales que les estén por llegar.
La pandemia nos ha pillado a todxs por sorpresa. La afectación emocional, independientemente de las situaciones vitales que nos haya tocado vivir a cada unx de nosotrxs, las personas que han podido y están pudiendo sostener y gestionar sus particulares circunstancias dentro del contexto pandémico, son aquellas personas con recursos internos de gestión y autorregulación emocional.
Como decía, la pandemia nos ha dado de lleno a todos y todas. La mayoría nos hemos sentido en algún momento asustadxs, bloqueadxs o desbordadxs. Y ahora las consultas de psicoterapia están llenas de personas como siempre desbordadas por sus circunstancias vitales pero esta vez por una causa común; el desborde provocado por la pandemia.
La relevancia de una buena autorregulación emocional, en estas circunstancias, se hace evidente. Nos hacemos conscientes, todos y todas, de su necesidad. La pandemia nos brinda la oportunidad de salir, como sociedad, de la desconexión, la disociación y la anestesia. Y de buscar los recursos necesarios para escuchar y manejar lo que sentimos, dándole a nuestras sensaciones y emociones el lugar que merecen, como la fuente de información que nos guía hacia la autorregulación y el bienestar personal.
Más info: ¿Qué son las emociones?
La pandemia nos abre este nuevo camino, entre otros muchos. ¿Lo vamos a aprovechar? ¿O seguiremos la inercia de lo viejo, de lo conocido y cómodo aunque insuficiente y limitado?
Un comentario
Muy interesante tema el que se trata en este post, una forma de aprender mucho sobre uno mismo es con el eneagrama.