Ante ello es de vital importancia cuidar de nuestra mente, actuar de un modo ecológico, fundamentar y crear puentes, establecer lazos de ayuda para combatir a los demonios de la paranoia, miedo, egoísmo, … El camino del medio del buda viene de nuevo a nuestro rescate. Entre la paranoia y la desconexión, se trata intentar estar en la prudencia. O entre el pánico y la fe ciega, aposentarse en una confianza responsable.
Proponemos varios puntos a tener en cuenta durante estas semanas de confinamiento:
Nº 1: Respetar nuestras vivencias
Es normal que en nuestra mente, en esta situación, aparezcan miedos irracionales y que nuestro organismo se tense. Nuestro querido cerebro antiguo (el paleo córtex o cerebro reptiliano), responsable de nuestra supervivencia está activado. Un organismo confinado acaba pensando que afuera existe un peligro. Si no puedo salir de la cueva es normal que mi mente acabe pensando que existe una plaga mortal afuera. Para poder gestionar lo mejor posible esta sobreactivación de nuestro cerebro más instintivo, es importante no pelearnos con nuestro estado de sobre-alerta, estamos inquietos, y esta inquietud se puede manifestar en diferentes niveles;
- A nivel mental: a través de pensamientos anticipatorios, alarmistas y obsesivos.
- A nivel emocional; podemos experimentar desde ansiedad y miedo a lo que pueda pasar pasando por el enfado, la frustración y/o el estado depresivo debido a la situación impuesta de confinamiento
- A nivel corporal; nuestro cuerpo se tensa, nuestra respiración se acelera, se vive inquietud psicofísica o entumecimiento.
Por más que le digamos que con tres o cuatro medidas de seguridad es suficiente, la mente confinada vive miedos irracionales y punto. Teniendo todo esto en cuenta es importante que nos vayamos acompañando en lo que nos va pasando internamente sin producirnos más tensión a nosotros mismos a través de juicios, críticas o automachaque. Gestionar la ansiedad y el estado de sobreactivación requiere de una actitud compasiva hacia nosotros mismos y lo que nos está pasando. Cuando consigo acompañarme, desde ahí podré encontrar los recursos que me permitan transitar por dichos estados emocionales.
Si reconoces que tus miedos irracionales aumentan y/o tienes dificultades para sostener la ansiedad u otros estados emocionales no dudes en pedir ayuda psicológica.
Nº 2: Cuidar el uso de la información
Una de las consecuencias psicológicas evidentes del coronavirus es el miedo a la infección propia o la de nuestros seres queridos. En este punto es importante buscar fuentes de información fiables, al mismo tiempo de controlar esta dosis de búsqueda informativa para no alimentar obsesiones y ansiedades innecesarias. Es lícito que nos surja desconfianza hacia fuentes informativas del gobierno, de sanidad y/o del uso que se hace de estos en los medios. Recibimos un bombardeo diario de datos, en ocasiones contradictorios. Es fácil que esto despierte nuestra desconfianza. El riesgo aquí es que o nos pongamos conspiranoicos y/o entremos en pánico o que no nos creamos nada de lo que nos cuentan. En ambas posiciones perdemos el contacto con la realidad.
Podemos hablar de “conspiranoias” o confabulaciones comunistas o marcianas, pero sin nutrir la obsesión, la angustia o el pasotismo.
La información externa (medios de información, redes sociales, chats, grupos Whatsapp) la podemos manejar de forma que sea nutritiva para nosotros. Cuando nos complica nuestro estado interior, mejor posponemos ese contacto para otra ocasión que estemos más disponibles para asimilarla y digerirla. Escúchate cómo vives lo que oyes, hablas o lees.
Nº 3: Gestionar las horas del día
Dependiendo de cuál sea tu situación particular (trabajo presencial, teletrabajo, sin trabajo u otras obligaciones como niños a cargo) tu dinámica diaria será muy diferente. Puede ser tan difícil conciliar el trabajo con la vida familiar como llenar las horas muertas viviendo solo sin obligaciones laborales. Para que el día no se convierta en un desierto o en tormenta es importante reorganizarnos si tenemos muchas cosas que atender o llenar el día con actividades que nos interesen y nutran en el caso de los que están sin obligaciones laborales. Construye una estructura lo más normalizada y armonizada posible. Para mantener un equilibrio mental y emocional es necesario mantenernos ocupados, esto moviliza nuestra energía evitando actitudes de estancamiento como levantarnos muy tarde, no atender los quehaceres caseros, desordenarnos en nuestra alimentación y cuidados básicos.
Nº 4: Cuidado del cuerpo
Mi cuerpo es mi casa. El miedo congela y tensa al cuerpo. La falta de movilidad nos desvitaliza y nos deja sin energía física activándose mucho más lo mental creando el caldo de cultivo para que aparezca la anticipación, la preocupación y la obsesión con los consecuentes estados emocionales.
Para evitar todo esto podemos:
- Crear rutinas de actividad física en casa, ya sea caminar por el pasillo, estiramientos, yoga, taichi. Es importante que sea algo que te guste para poderlo sostener en estos días.
- Cuidar nuestra alimentación. Somos lo que comemos. Cómo comemos y qué comemos afecta directamente a nuestra salud, no solo física sino no también a la emocional. Vigila si bebes o comes desde la ansiedad o la depresión. Darte un gusto para animarte de vez en cuando puede ser útil pero no es la solución para gestionar tu estado emocional de forma habitual
- Busca lo tierno, el calor, el contacto es sano y calma al sistema de alerta. Si estás solo, busca la luz solar o toma bebidas calientes, o acurrúcate en una manta, busca experiencias de calor somático para rebajar la tensión corporal y relajarte.
Nº 5: Nutrir la vida social
Estamos diseñados para relacionarnos, somos seres gregarios, sociales. Para nosotros es tan importante el contacto con lo interno (con nosotros mismos) como el contacto con lo externo. Y aquí juega un papel muy importante nuestra vida social. Internet y las redes sociales nos permiten una gran variedad de tipos de contacto social, aún en las distancias del confinamiento. Con la consiguiente riqueza que eso nos trae. Aprovechemos estas opciones. Haz cafes-skype, llamadas telefónicas, diálogos-chat o comparte momentos cotidianos como hacer la comida estando conectada con una amiga o tu madre…Rescata la socialización posible. Y al mismo tiempo mantén un equilibrio con el contacto contigo mismo. La sobredosis social también tiene sus efectos, como estrés, tensión y ansiedad. Todos tenemos la necesidad de retirarnos a casa con nosotros mismos para asimilar y digerir las experiencias de contacto. Busca el equilibrio. En estos momentos es muy importante saber escuchar lo que me sienta bien y lo que no.
Nº 6: Oportunidad para la transformación
El Confinamiento puede ser una oportunidad para la transformación de algún aspecto de nuestra vida con la que no estamos contentos o satisfechos. Ya sea, nutrir nuestra sexualidad, plantearnos nuevos proyectos, soltar el pasado o arreglar toda la casa.
Nº 7: El anclaje está en el presente
Estar en el presente es una actitud a cultivar estos días. Para estar en el aquí y ahora necesitamos poner atención:
- a nuestros sentidos que nos conectan con el realidad externa del momento
- a nuestras sentimientos y emociones que nos conectan con nuestra realidad interna del presente.
Cuando nuestra atención se va exclusivamente a los pensamientos nos quedamos en el mundo de la fantasía qué es el mundo del allí y entonces, todo un mundo de posibilidades que no existen, que no son reales porque no están pasando aquí y ahora. El mundo de la fantasía cuando se usa de forma nutritiva puede ser muy útil y enriquecedora pero en estos momentos corremos el riesgo de entrar en la anticipación y/o pensamientos catastróficos. El pensamiento catastrófico empieza a hablar y nos dice: que vamos a perder el trabajo, que ya nada va a ser igual, que acabaremos infectados, que alguien querido fallecerá, que la economía se vendrá abajo, …No nos anticipemos. Responsabilidad sí, pánico no. Si alguna de estas cosas pasa, la afrontaremos y la atenderemos lo mejor que podamos, y desde todos nuestros recursos. Evitemos derivar en este tipo de ideas. Lejos de ayudar nos complican la gestión de la tormenta. Necesitamos una mente lúcida y un espíritu superador de las circunstancias.
Nº 8: Aceptar el retiro
Una de las dificultades que podemos tener es aceptar el confinamiento en sí mismo, el hecho de no poder salir a la calle de forma normalizada con todas las consecuencias personales, sociales, económicas, etc…Al no aceptar y/o pelearnos con la situación nos fabricamos aún más ansiedad y frustración. La no aceptación nos hará mucho más complicado vivir el proceso de encierro. Cuando estamos en pelea con lo que hay, estamos añadiendo más tensión a la situación y eso no nos ayuda a gestionarla, ya que perdemos recursos para atender lo que realmente necesitamos. Todo este proceso es muy poco eficiente, nos quita recursos y nos desgasta. Si te está pasando esto intenta no alimentar los pensamientos centrados en la pelea, busca poner atención en acompañarte con lo que te está pasando y lo que vas necesitando en cada momento, busca tener tu mente ocupada y distraída de estos pensamientos, ocupada en asuntos que te nutran.
Nº 9: Los virus externos despiertan a los virus internos
Si ya es una persona negativa el virus exacerbara su negatividad, y si ya le cuesta estar solo el virus invocará a su miedo a la soledad. Lo no resuelto despierta en las situaciones de crisis. De igual modo, esto tiene su doble filo, si estamos haciendo un duelo, puede que ahora duela más o también podemos aprovecharlo para darle espacio y sanarlo un poco. Ahora tenemos el tiempo para dejarnos sentir la pérdida, ya sea de un ser querido o de una relación o de una oportunidad…llorar o escribir una carta con todo lo que necesito expresar para sanar la pérdida. Tus dificultades emocionales y/o psicológicas pueden empeorar o mejorar en esta situación, depende de ti. Esta es una oportunidad para hacer un trabajo de conciencia de ti mismo. Para poder salir de tus automatismos y tus autolimitaciones. Y desarrollar nuevos recursos personales.
Nº 10: Atender a la población más vulnerable
Las personas con depresión, fobias, o ansiedad generalizada, trastornos obsesivos-compulsivos…. así como las personas con problemas de salud física y/o dependientes pueden sufrir mucho más en este contexto. Es de vital importancia que se sientan apoyadas, que mantengan sus apoyos terapéuticos, y que no pasen estos días en soledad, se pueden hacer sesiones online o cafés por video llamada.
Nº 11: Colaboración y ayuda mutua
Como sociedad individualista que somos, esta situación nos pone el espejo delante y nos brinda la oportunidad de salir del egoísmo y el ensimismamiento. Son momentos para actuar desde la colaboración, la solidaridad y la ayuda mutua. Quedarnos en casa, seguir las medidas de seguridad, apoyar a los nuestros y extender esa ayuda a través de tu trabajo o uniéndose a alguna de las iniciativas de apoyo ciudadano ante las diferentes necesidades que van surgiendo
Nº 12: Mantenemos la fe. #Todoirábien
Nuestra especie se ha desarrollado durante siglos. La actual amenaza sanitaria pide a la sociedad una actualización de su configuración, el desarrollo de nuevos recursos humanos y éticos. Está claro que el software social actual no funciona. Es necesario un retorno a una sociedad basada en los valores de la convivencia, la justicia social y el cuidado de nuestro planeta, hay mucho trabajo por hacer en este sentido. Aprovechemos esta parada para reflexionar como sociedad, plantearnos nuevas maneras sostenibles de vivir en este planeta que está mortalmente dañado por nuestra acción destructiva y virulenta.
#Transformemosestacrisisenunaoportunidad para el planeta y todos los seres que lo habitamos.
Por Jordi Gil Martin y Marta Grimalt Cespedes – Co-Directores de Gestalt Salut Psicoterapia