El miedo… esa emoción que a veces paraliza, a veces nos hace salir corriendo. Evitar la fuente de malestar o de miedo (síntomas de ansiedad) me alivia momentáneamente, pero al sentirme sin recursos, cada vez me siento más insegur@ y el miedo se hace proporcionalmente más grande a mi inseguridad. En este artículo la Psicóloga Marta Grimalt nos comparte claves y consejos para la gestión del miedo desde la terapia Gestalt:
«Cuanto más evito mis miedos, más grandes se hacen, hasta tal punto que pueden llegar a bloquearme e impedir que afronte y haga cosas que deseo«.
¿Te identificas con esto?, ¿Te has visto alguna vez en esta situación? ¡Lee todo el artículo aquí! Las emociones pueden ser tus aliadas o tus enemigas….
Cuanto más evitas tus miedos, más grandes se hacen.
“No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo”
Nelson Mandela
Quiero hacer un viaje, pero me voy poniendo excusas y lo voy posponiendo o tengo una reunión de trabajo donde he de explicar a varios compañeros los resultados de un proyecto y voy posponiendo ponerme con ello…
Éstas y otras situaciones de la vida cotidiana, cuando son fuente de inseguridad, según cómo las gestionamos pueden derivar en el desarrollo de fobias, ataques de pánico u obsesiones.
El miedo como aliado o enemigo
La paradoja es que mi miedo no es el problema; el problema es el mecanismo que estoy usando, que me impide gestionarlo. El mecanismo de evitación, que en un primer momento fue la solución, se ha convertido en la fuente que creó el problema y que al mismo tiempo lo mantiene.
Es importante que tengamos claro que conforme sigo evitando afrontar el miedo, empeoro el problema:
- Cuando evito hablar en público, confirmo que no soy capaz…
- Cuando evito realizar un viaje…
- Cuando evito subir a un avión…
- Cuando evito conducir un coche…
Emociones y síntomas de ansiedad
Todas estas situaciones tienen en común que lo que realmente evitamos es exponernos a sentir la ansiedad que nos producen, porque nos sentimos incapaces de sostenerla.
Cuando, en el pasado, nos hemos sentido de esa manera, hemos intentado gestionarla, evitando, conteniéndonos, diciéndonos a nosotros mismos que tenemos que estar tranquilos. Justamente, ese intento de gestión ha generado una aumento de la ansiedad hasta el punto de no poder sostenerla, con los consecuentes síntomas de pánico hasta, en ocasiones, sufrir un ataque.
Después de esta vivencia inicial, seguimos manteniendo el mecanismo de evitar situaciones que puedan generar esta vivencia interna. Entramos en un bucle, cuanto más evitamos más grande es el miedo, más grande la sensación de incapacidad y menos nos exponemos.
La Gestalt y la gestión del miedo
¿Cómo salir del bucle emocional?
“No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho”
Aristóteles
La única forma de acabar con esta dinámica es dejar de pelearme con lo que estoy sintiendo (conteniendo o pretendiendo estar tranquilo) para dar espacio a la ansiedad y así encontrar los propios recursos para aprender a gestionarla.
Exponiéndome a vivir mi ansiedad me demostraré a mi mismo que soy capaz.
Una de las enseñanzas de la Gestalt, es que si me siento capaz de sostener y gestionar mis miedos podré sentirme seguro de afrontar esas situaciones temidas.
Sugerencias para gestionar la ansiedad
En resumen, para desatar el nudo y conseguir gestionar mi ansiedad de una forma sana necesito:
- Tomar conciencia de mi forma de reaccionar ante la ansiedad; contención de lo que siento, pretender estar tranquilo, juzgarme por sentirme así.
- Tomar conciencia de mi comportamiento evitativo
- Dejar de contenerme, juzgarme y evitar las situaciones.
- Exponerme a mis miedos (hablar en público, conducir, decir lo que pienso…)
- Dar espacio a la ansiedad y buscar recursos (corporales, emocionales y cognitivos para transitarla sin que me bloquee.
Todo ello facilita una gestión emocional, consciente y respetuosa con nuestro sentir. Podremos acceder a los recursos necesarios para afrontar y responder ante las situaciones temidas, desatar el nudo y salir reforzado de la experiencia.
Por Marta Grimalt.
