¿Por qué evitamos experiencias desagradables?
La evitación de experiencias es un mecanismo de control emocional que proporciona un alivio temporal de la ansiedad, la vergüenza y otros sentimientos incómodos/desagradables.
Cuando se convierte en una dinámica, es decir en una forma de actuar recurrente, y no solo una acción puntual o necesaria, pasa a ser una dificultad que limita la vida de la persona. Por ejemplo puedes evitar una comida que te da nausea, controlar la temperatura de la estufa, una pelea sin sentido o pasar por una calle que huele mal.
Sin embargo, en ocasiones, la evitación deja de ser saludable y se convierte en una dinámica de evitación experiencial. Esta forma de actuar recurrente puede desembocar en un trastorno mental, minar nuestra autoestima, limitar nuestro estilo de vida o estancar nuestro crecimiento personal.
La persona no acepta que determinadas situaciones, pensamientos o experiencias le causan sufrimiento y hace todo lo posible por evitarlos, intentando modificar la forma, la frecuencia o el contexto que origina dichas experiencias.
En terapia vemos que la evitación experiencial es dañina, ya que puede convertirnos en «esclavos» o “víctimas” de las emociones, situaciones o pensamientos que queremos evitar. Empezamos a tener miedo de nuestra mente y nuestro mundo se hace más pequeño.
El hecho de evitar una situación temida, aunque genere un alivio inmediato, a medio/largo plazo aumenta el miedo de cara a experiencias posteriores y genera una falsa sensación de salvación momentánea mientras se configura la condena del miedo.
La evitación de experiencias es un recurso al que recurrimos ya que está muy arraigada en nuestro cerebro primario ya que puede ser una estrategia efectiva de supervivencia, pero cuando se convierte en un patrón de actuación, puede limitarnos y generar más malestar a largo plazo o estancamiento vital.
Cuanto más tratamos de evitar, más fuerte es la necesidad de evitar. Y nuestras vidas se vuelven más pequeñas.
Caminos de solución que propone la terapia
Con la ayuda de un terapeuta Gestalt o psicólogo/a, puedes orientarte a otros caminos diferentes a los de la evitación. A continuación te comparto algunos:
> En terapia vemos que es importante aprender a estar abierto a todas las emociones y experiencias, tanto agradables, neutras y también desagradables, para poder manejar/gestionar el sufrimiento y vivir una vida plena.
> Ten claro que crecer es tener conversaciones incómodas, sobre todo con uno mismo, y que solo gestionando, de menos a más, lo que me cuesta, puedo desarrollar mi potencial humano. La terapia puede ayudarte a dar este paso.
> En terapia también trabajamos para ayudarte a invocar a tu héroe interior, y hacer lo que tengas que hacer aunque sientas miedo. Sientes miedo e igualmente lo haces. Coraje viene de corazón, de poner el corazón aunque la mente diga que no.
> Renunciar al beneficio inmediato, no evitar posee una recompensa a medio/largo plazo, evitar sí produce alivio inmediato, como el fumar.
> Familiarizarte con lo desagradable para aumentar tu tolerancia a la experiencia desagradable es otro beneficio de la terapia, alguna cola tendrás que hacer y algún espacio ruidoso debes transitar. Si siempre huyes de lo desagradable es más fácil crear una estructura de personalidad evitativa y ser fóbico al sufrimiento.
> Recuerda la sabiduría budista, observa lo agradable, lo neutro y lo desagradable sin apego ni aversión.
> No te olvides que lo desagradable tiene derecho a existir, aunque no nos guste, y que tampoco hace falta que nos guste todo en la vida.
> Prioriza, tu crecimiento o el alivio de evitar algo o alguien.
> Ir a terapia para aprender a dejar de evitar, y que un psicólogo/a o terapeuta Gestalt te ayude a no evitar y a exponerte, a encontrar tu equilibrio evitación-exposición.
4 reflexiones basadas en la terapia Gestalt y la psicología
En mi experiencia ayudando a las personas a superar sus dificultades en terapia he podido detectar las siguientes cuestiones importantes sobre la evitación que me gustaría compartirte.
Nº 1: La evitación no funciona tanto
Cuando evitas, obtienes algo, a menudo un alivio temporal de sentirte incómodo. Pero las cosas se pueden complicar. Algunos ejemplos:
> Si evitas la ansiedad de examinar tu vida financiera, puede ser que pierdas dinero.
> Si no hablas en las reuniones de trabajo para evitar un posible ataque, tu autoestima irá minando y no te sentirás realizado ni en el trabajo ni como individuo.
Evitar es boicotearse experiencias y el desarrollo de recursos, es decirle a un niño “no estás preparado para una excursión porque aún es demasiado vulnerable”.
Evitar pasa factura, hay costos.
Nº 2: Control en el exterior versus control en la experiencia
Podemos controlar cuestiones externas; la luz de la habitación, la temperatura del calefactor, qué camino elegimos para ir al trabajo,…Lo que no es tan fácil de controlar es nuestra experiencia, es posible que tengamos miedo al hablar en público, o que manifestar nuestra opinión nos de vergüenza, o que decir que no a nuestro jefe nos haga temblar la voz,…quizás sintamos emociones/sensaciones que nos son difíciles de gestionar sea miedo, agobio, vergüenza, culpa,… Evitar es una forma de control radical, muerto el perro muerta la rabia. Evitar es toda una tentación, pero hay opciones más allá del todo o nada, podemos practicar el decir no o el exponernos de modo gradual, atendiendo a nuestro niño interior que tiene miedo de lanzarse de un trampolín muy alto, podemos configurar saltos más graduales y accesibles para transitar el miedo de un modo más sostenible.
Nº 3: La explicación de la tentación de evitar
Evitar es una tentación también porque es una respuesta primaria de supervivencia. Dentro de nuestro diseño evolutivo, evitar leones o el frío nos salvó como especie. Nuestro cerebro reptiliano está preparado para actuar si sientes amenaza por eso se dispara si percibe un estímulo amenazante o un león humano. Si quieres ver cómo funciona nuestro sistema nervioso en situaciones de estrés te recomiendo que leas mis artículos sobre psicología del trauma.
Nº 4: La decisión a decidir
Dejar de evitar a veces no hace que se disuelvan tus sentimientos desagradables pero sí te ayuda a construir la vida que deseas llevar o, como mínimo, a saber que lo intentas.
Tienes dos opciones: Evitar para controlar tus experiencias internas, o construir la vida que deseas. ¡Decide la tuya!
“Que tus decisiones reflejen tus esperanzas, no tus temores.”
Nelson Mandela.