DEPRESIÓN POSTVACACIONAL: ¿QUÉ ES?

Persona abrumada

¡Se acabaron las vacaciones! 😭😭😭 Y según cómo hagamos la vuelta de las vacaciones nos será más fácil o más difícil retomar el ritmo laboral.  

El verano se acaba, y con él sus largos días de playa, montaña, amigos, viajes… Volver a la rutina no es tarea fácil, incluso si me encanta mi trabajo, después de unas semanas de acostarme y levantarme tarde, de no tener horarios y de hacer lo que quiera, volver a la rutina marcada por una estructura de horarios y hábitos es difícil y en determinados casos puede derivar en un estado de depresión postvacacional. En este artículo proponemos algunas recomendaciones en forma de tips para prevenir o tratar el  síndrome postvacacional. 

 

¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN O SÍNDROME POSTVACACIONAL?

Para entender qué significa la depresión postvacacional, primero hay que entender que no es un trastorno de depresión como se entiende en psicología, si no un estado de ánimo transitorio que pueden experimentar algunas personas tras unas largas vacaciones. La persona se puede sentir desanimada, apática, triste y sin energía disponible para afrontar el día a día del ritmo laboral. 

La depresión o síndrome de estrés POSTVACACIONAL se debe a una dificultad adaptativa circunstancial de la persona que la sufre. Es decir, recuperar el ritmo y la tensión del día a día después de estar semanas relajado y tranquilidx, no es tarea fácil para nadie y en ocasiones, tras unas vacaciones podemos sentirnos irritables, tristes, pesimistas, desanimadas…

 

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE ESTE SÍNDROME POSTVACACIONAL?

Teniendo en cuenta que la llamada depresión postvacacional no es un trastorno sino un estado o síndrome transitorio, que en algunos casos puede ser el inicio de procesos más preocupantes, para facilitar su identificación os nombramos algunos de los SÍNTOMAS o manifestaciones que la acompañan más frecuentemente:

  • Apatía o hastío
  • Desmotivación
  • Tristeza
  • Cansancio general
  • Falta de energía y debilidad
  • Malestar general
  • Inquietud
  • Estrés
  • Dificultades de concentración
  • Insomnio
  • Ansiedad, en casos más graves puede ir acompañado de ataque de pánico
  • Sensación de descontrol 
  • Irritabilidad 
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Negatividad

Estos síntomas psicológicos del síndrome postvacacional se pueden dar en un amplio abanico de procesos psicopatológicos distintos. En el caso del síndrome POSTVACACIONAL, los síntomas aparecen justo después de las vacaciones o de un viaje, en el inicio de la reincorporación al trabajo y es de duración corta, lo que facilita su detección. 

¿Cuánto dura el síndrome postvacacional?

Su duración media va de de 2 o 3 días a 2 o 3 semanas. En casos más graves, los cuales van acompañados de circunstancias agravantes, puede durar más de un mes. 

 

¿CÓMO SUPERAR LA DEPRESIÓN POSTVACACIONAL?

¿Te sientes alicaidx, apáticx y sin energía? ¿Se te hace cuesta arriba empezar de nuevo a trabajar y no sabes cómo afrontarlo? ¿No sabes cómo quitarte la depresión postvacacional?

Te dejamos 10 tips, consejos muy útiles para gestionar este momento del año y saber qué hacer para evitar el estrés postvacacional o gestionarlo lo mejor posible, en caso de desarrollar una depresión POSTVACACIONAL: 

 

  1. Vuelve al ritmo laboral poco a poco: Como ya hemos mencionado la depresión POSTVACACIONAL muchas veces tiene que ver con una dificultad de adaptarse al ritmo estresante del día a día. Así que, para ir cogiendo el ritmo es importante dar un espacio de transición, donde nos lo tomemos con calma, evitando un cambio demasiado abrupto que nos pueda desestabilizar. 

 

  1. Recupera tus hábitos: durante el período vacacional es fácil perder los buenos hábitos, los saludables. Es importante recuperarlos poco a poco. Sin presionarnos podemos volver a unos horarios de sueño adecuados, cuidar nuestra alimentación, recuperar el ritmo de ejercicio, reconectar con nuestros hobbies e inquietudes. 

 

  1. No usar todos los días de tus vacaciones de una sola vez; distribuirlas a lo largo del verano y/o del año: después de unas vacaciones largas suele ser más difícil coger el ritmo y al mismo tiempo, las vacaciones más cortas nos pueden saber a poco y nos ser suficientes. Cada persona tiene sus preferencias en esto pero lo que me parece importante es que nos dejemos más días para el resto del año, que es muy largo y siempre necesitaremos parar para repostar energía. 

 

  1. Volver de las vacaciones unos días antes de empezar a trabajar puede ayudar a disminuir la ansiedad: si no nos damos un par de días entre las vacaciones y la vuelta al trabajo es muy fácil que nos entre el vértigo o que empecemos con la lengua fuera. Estamos forzando a nuestro sistema a hacer un sobre esfuerzo de adaptación 

 

  1. Evitar la sobrecarga de trabajo los primeros días: volver poco a poco, aumentando el ritmo de forma paulatina, pasa por no sobrecargarse con las tareas laborales los primeros días, es una buena forma de evitar el síndrome postvacacional. Una buena estrategia puede ser posponer los temas más esforzados y/o estresantes. Dependiendo de nuestro carácter o de las dinámicas que estén estructuradas en nuestro lugar de trabajo, será necesario estar atentos y ponernos límites tanto a nosotrxs mismxs como a las demás (compañeros, jefe, clientes, usuarios..) para evitar asumir más de la cuenta. 

 

  1. Mantener actividades saludables y placenteras: es muy fácil caer en la inercia de obligaciones diarias y olvidarnos de nuestro autocuidado. Para mantener un estado de ánimo  equlibrado, y evitar el síndrome postvacacional, es necesario espacios para nosotros mismos. Por un lado movernos y hacer ejercicio nos aporta vitalidad y salud y por otro los comúnmente llamados hobbies nos suelen conectar con el aprendizaje y la creatividad.

 

  1. Evitar situaciones de estrés innecesario: volver a la rutina es estresante, todos los cambios de ritmo lo son. Ser conscientes que ya estamos sosteniendo suficiente estrés con el cambio de ritmo, nos puede ayudar a no exponernos a situaciones estresantes que se puedan posponer a otros momentos del año. Es un tema de economía energética.

 

  1. Practicar yoga o meditación: ambas son disciplinas con cuya práctica nos desarrollamos el observador interior, un recurso que nos permite tomar la distancia necesaria para ser conscientes de nosotros mismos a todos los niveles (corporal, emocional y cognitivo). Esta consciencia de sí mismx, es básica para autorregularnos y manejar la ansiedad. Desde Gestalt Salut consideramos altamente recomendable estas prácticas, las cuales son muy potenciadoras en los procesos terapéuticos y de crecimiento.

 

  1. Cultivar la mirada positiva: cuando estamos en un estado de ánimo deprimido, independientemente de las circunstancias, uno de los síntomas es el pensamiento negativo sobre el futuro, el mundo y nosotrxs mismos. Cultivar un estado de ánimo positivo es uno de los caminos hacia el final del túnel, hacia la salida. Particularmente pienso que esa mirada ha de ser compasiva, sobre todo hacia mi misma y de ahí hacia los demás y el mundo.

 

  1. Revisar e identificar que me cuesta tanto y ver qué cambios necesito hacer al respecto: si pasadas unas semanas de la vuelta de las vacaciones, el día día se nos sigue haciendo muy cuesta arriba y no conseguimos coger el ritmo, es el momento de revisarnos e identificar qué es lo que nos está bloqueando para poder decidir que necesitamos y gestionarlo de forma diferente, que ayude a deshacer el nudo y produzca un cambio.

 

Ejercicio identificar los nudos que bloquean nuestro día a día:

  • repasa, en cada una de las áreas de tu vida (trabajo, familia, pareja, hábitos, situaciones diarias que se repiten…) dónde te estás sintiendo incómodx y con malestar de forma recurrente, afectándote hasta el punto que se te haga cuesta arriba el día a día. Identifica los diferentes nudos. 
  • Puede ser que tengas varios, ordénalos de menor a menor grado de malestar. Y empezaras a trabajar por el de menor intensidad
  • Visualiza la situación cotidiana recurrente en la que sientes ese malestar, date cuenta de cómo te sientes en ese momentos, tus sensaciones corporales y tus emociones, también lo que piensas. 
  • Una vez identificada tu vivencia, utiliza esa información para darte cuenta que necesitas, que te sentaría bien hacer en esta situación. 
  • Si ya tienes lo que necesitas, el siguiente paso es ponerlo en práctica la próxima vez que se de esa situación y observar qué cambios se pueden dar. 
  • Es una cuestión de observación y de ir probando, ensayo error, hasta que encuentre la fórmula para deshacer el nudo.
  • Puede repetir lo mismo con el resto de situaciones que hayas identificado.

El síndrome vacacional puede ser una oportunidad para hacer los cambios que necesitamos y poder vivir una vida más plena. Aprovecharla depende solo de nosotrxs mismxs.

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