Ser madre o ser padre puede ser mayormente una experiencia desafiante y estresante, y es común que éstos experimenten ansiedad durante el proceso de crianza, sobretodo en los dos primeros años.
La primera buena noticia es que esta ansiedad significa que el padre o la madre están implicados en el proceso de crianza, la cuestión es gestionarla para que el nivel de ansiedad no sea excesivo o desbordante, y no tenga efectos colaterales en otras áreas como la amistad, el trabajo o la pareja…o los hijos/as.
Cuando sientes que tus hijos te superan: ¿Cómo funciona nuestro sistema de alarma?
El sistema de alarma está activado para dar seguridad y protección al cachorro, esto forma parte de nuestro diseño psicobiológico. Es cuestión de acompañarlo, no se puede desactivar, es un imperativo biológico.
La cuestión es habitar nuestro córtex pre frontal y desde allí aposentar una zona de control sano de esta hiperactivación fisiológica. Un centro de operaciones capaz de templar y ajustar los niveles de ansiedad a la realidad y a las situaciones que se van dando de un modo lo más sostenible posible, dando espacio al stress/ansiedad mientras que gestiono la crianza lo mejor que sé.
También es posible que la madre o el padre ansioso/a ya tuviese de antes el demonio de la ansiedad, un apego ansioso, un excesivo control o carácter obsesivo, y que estas cuestiones no resueltas se exacerbaron con la crianza.
¿Cómo pueden las madres y los padres gestionar su ansiedad y estrés en la crianza?
A continuación se ofrecen algunas posibles gestiones para ayudar a las madres/padres a afrontar la ansiedad, el estrés y el agotamiento emocional en la crianza:
Nº 1: Reconocer y testear la ansiedad
Es importante poner atención al termómetro de la ansiedad, del 0 al 10, saber dónde estoy de esta escala y empezar a acciones para reducir la ansiedad o frenar la escalada, cuando ya esté en 7 no cuando ya estoy en 9.1. Esto puede incluir tomar descansos, escuchar música, tomar una infusión, practicar técnicas de relajación, buscar apoyo de amigos, familiares o un profesional de la salud mental.
Nº 2: Establecer rutinas para disminuir la ansiedad
Las rutinas aportan estabilidad, previsibilidad y seguridad para compensar la sensación de caos o de la imprevisibilidad de la crianza.
Lo regular nos ayuda a compensar nuestras desregulaciones, “saber que a las 12h salía de casa, me iba a dar un paseo y el panadero ya me tenía preparado él café me salvó la cabeza”. Una estructura horaria mínima puede ayudar a reducir el estrés y crear una sensación de previsibilidad tanto para las madres y padres, como para los niños. Esto puede incluir establecer horarios regulares para comer, descansar, dormir y jugar.
Nº 3: Comunicarnos con nuestra pareja para disminuir la ansiedad
Es importante que las madres o padres se comuniquen con sus parejas sobre sus co-responsabilidades parentales y compartan la carga de trabajo. Esto puede ayudar a reducir el estrés y prevenir el agotamiento.
Nº 4: Poder hablar de temas no vinculados con la crianza
También el poder hablar de temas no vinculados con la crianza facilita el despeje mental, ya sea con la pareja o amistades, que no toda conversación gire alrededor de la crianza luminosa.
Nº 5: Atender la ansiedad ansiedad:
Atienda su ansiedad, no la normalice si la ansiedad siente que es excesiva busque ayuda profesional de un proveedor de salud mental. Pueden ofrecerle apoyo y orientación sobre cómo gestionar la ansiedad y el estrés.
Nº 6: Invocar la autocompasión y soltar el látigo
Seguro que lo estás haciendo mejor de lo que crees. Tiene derecho a no saber y a tener miedo, es una misión vital muy importante el criar a un recién llegado. Y si cree que necesita recursos sencillamente pídalos o búsquelos, existen recursos comunitarios, como clases para padres y madres con ansiedad o grupos de apoyo.
Nº 7: No caer en aislamiento
Comparta y no se olvide que su pareja también está ansiosa, busque configurar un equipo y no entrar en conflictos internos.
Un aspecto clave para gestionar la ansiedad en la crianza: El diálogo con uno/a mismo/a
La ansiedad en la crianza da pié y es una oportunidad para trabajarse la amistad con un@ mism@.
Igual que cuando los padres usan un lenguaje más tóxico y negativo, esto disminuye la confianza y motivación del niño/a (lo que podría dificultar su autoestima), es importante que el/la adult@ se acompañe a sí mism@ en su diálogo interior de un modo amable, con frases del tipo:
> Lo hiciste ok, pero ¿por qué no hacemos también esto otro?
> Estoy aprendiendo, mañana quizás salga mejor
> Sé que estoy enfadado, pero no podemos hacer esto
> Esta tarea la hice ok. Sé que puedes conseguirlo con esta otra
> Lo siento, me estoy machacando, me perdono, aunque solo sea un poco.
Esta gimnasia de lenguaje sano con uno mism@ facilitará también ejercitar una crianza sana con nuestro hijo/a y el no uso de lenguaje tóxico, favoreciendo la validación y evitando la penalización.